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2 CRÓNICAS 5:2-14

2 CRÓNICAS 5:2-14 RV2020

Entonces, Salomón reunió en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los príncipes de las tribus, y a los jefes de las familias de los hijos de Israel, para que trasladaran el arca del pacto del Señor desde la Ciudad de David, que es Sion. Y se congregaron junto al rey todos los hombres de Israel para la fiesta solemne del mes séptimo. Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los levitas tomaron el arca, y la llevaron, junto con el tabernáculo de reunión y todos los utensilios del santuario que estaban en él. Los sacerdotes y los levitas los llevaron. El rey Salomón y toda la congregación de Israel que se había reunido con él delante del arca, sacrificaron ovejas y bueyes, que por ser tantos no se pudieron contar ni calcular. Los sacerdotes metieron el arca del pacto del Señor en su lugar, en el santuario de la Casa, en el lugar santísimo, bajo las alas de los querubines, pues los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, con lo que cubrían así tanto el arca como sus barras por encima. E hicieron salir las barras, de modo que se vieran las cabezas de las barras del arca delante del lugar santísimo, pero no se veían desde fuera; y allí están hasta el día de hoy. En el arca no había nada más que las dos tablas que Moisés había puesto en Horeb, las tablas del pacto que el Señor había hecho con los hijos de Israel cuando salieron de Egipto. Cuando los sacerdotes salieron del santuario (porque todos los sacerdotes que se hallaban presentes habían sido santificados, sin tener en cuenta su distribución por turnos), los levitas cantores, todos los de Asaf, los de Hemán y los de Jedutún, junto con sus hijos y sus hermanos, vestidos de lino fino, estaban con címbalos, salterios y arpas al oriente del altar. Con ellos había ciento veinte sacerdotes que tocaban trompetas. Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban al unísono, alababan y daban gracias al Señor. Y sucedió que, mientras ellos alzaban la voz al son de las trompetas, de los címbalos y de los otros instrumentos de música, y alababan al Señor con las palabras: «Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre», una nube llenó la Casa, la casa del Señor. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria del Señor había llenado la casa de Dios.