Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

1 SAMUEL 26:1-12

1 SAMUEL 26:1-12 RV2020

Llegaron, pues, los zifeos adonde estaba Saúl, en Gabaa, y le dijeron: —¿No está David escondido en el collado de Haquila, al oriente del desierto? Entonces Saúl, junto con tres mil hombres escogidos de Israel que le acompañaban, se levantó y descendió al desierto de Zif, para buscar a David. Acampó Saúl en el collado de Haquila, que está junto al camino, al oriente del desierto. Andaba David por el desierto, y advirtió que Saúl estaba en aquella zona persiguiéndole, entonces envió unos espías, y supo con certeza que Saúl había llegado. Se levantó luego David y fue al sitio donde Saúl había acampado. Observó el lugar donde dormían Saúl y Abner hijo de Ner, general de su ejército. Estaba Saúl durmiendo en el campamento, y el pueblo acampaba a su alrededor. Entonces David dijo a Ahimelec, el heteo, y a Abisai, hijo de Sarvia, hermano de Joab: —¿Quién descenderá conmigo al campamento donde está Saúl? Abisai dijo: —Yo descenderé contigo. David y Abisai fueron, pues, de noche adonde estaba el ejército. Saúl se hallaba recostado y dormía en el campamento, con su lanza clavada en tierra a su cabecera; Abner y el ejército estaban tendidos alrededor de él. Entonces dijo Abisai a David: —Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tus manos; ahora, pues, déjame que lo hiera con la lanza: lo clavaré en tierra de un golpe, y no le hará falta un segundo golpe. David respondió a Abisai: —No lo mates; porque ¿quién extenderá impunemente su mano contra el ungido del Señor? Dijo además David: —¡Vive el Señor!, que si el Señor no lo hiriera (sea que le llegue su día y muera, o descienda a la batalla y perezca), guárdeme el Señor de extender mi mano contra el ungido del Señor. Pero ahora toma la lanza que está a su cabecera y la vasija de agua, y vámonos. Se llevó, pues, David la lanza y la vasija de agua de la cabecera de Saúl y se fueron. No hubo nadie que los viera, ni se diera cuenta, ni se despertara, pues todos dormían; porque había caído sobre ellos un profundo sueño enviado por el Señor.