1 REYES 11:1-25
1 REYES 11:1-25 RV2020
Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras, de Moab, de Amón, de Edom, de Sidón, y de las heteas, gentes de las cuales el Señor había dicho a los hijos de Israel: «No os uniréis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, porque ciertamente harán que vuestros corazones se inclinen tras sus dioses». A estas, pues, se juntó Salomón por amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas, y todas ellas le hicieron extraviarse. Cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres le inclinaron el corazón tras dioses ajenos, de manera que no era ya perfecto para con el Señor, su Dios, como el corazón de su padre David. Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos del Señor, pues no siguió cumplidamente al Señor como su padre David. Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón. Lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. Y se enojó el Señor contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces y le había mandado sobre este asunto que no siguiera a dioses ajenos. Pero él no guardó lo que le mandó el Señor. Entonces el Señor dijo a Salomón: —Por cuanto has obrado así, y no has guardado mi pacto y los estatutos que yo te mandé, te quitaré el reino y lo entregaré a tu siervo. Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a David, tu padre; lo quitaré de manos de tu hijo. Pero no te quitaré todo el reino, sino que le daré una tribu a tu hijo, por amor a David, mi siervo, y por amor a Jerusalén, la cual yo he elegido. El Señor suscitó un adversario a Salomón: Hadad, el edomita, de sangre real, que estaba en Edom. Porque cuando David estaba en Edom, Joab, el general del ejército, al subir a enterrar a los muertos, mató a todos los hombres de Edom (porque seis meses se quedó allí Joab, con todos los israelitas, hasta acabar con todos los hombres de Edom). Pero Hadad, que entonces era un muchacho pequeño, huyó junto con algunos edomitas siervos de su padre, y se fue a Egipto. Luego salieron de Madián y llegaron a Parán, donde tomaron consigo algunos hombres del lugar. Llegaron a Egipto, a la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual les dio casa, les asignó alimentos, y hasta les dio tierras. Hadad se ganó de tal manera el favor de Faraón, que este le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tahpenes. La hermana de Tahpenes le dio a luz a su hijo Genubat, a quien destetó Tahpenes en casa de Faraón. Así Genubat vivió en casa de Faraón entre los hijos del monarca egipcio. Al enterarse Hadad en Egipto de que David había dormido con sus padres, y que Joab, general del ejército, había muerto, dijo a Faraón: —Déjame ir a mi tierra. Faraón le respondió: —¿Por qué? ¿Qué te falta conmigo, que procuras irte a tu tierra? —Nada; con todo, te ruego que me dejes ir —respondió él. Dios levantó también como adversario contra Salomón a Rezón hijo de Eliada, que había huido de su amo Hadad-ezer, rey de Soba; había reunido gente contra él y se había hecho capitán de una banda cuando David deshizo a los de Soba. Después fueron a vivir a Damasco y allí hicieron rey a Rezón, quien fue adversario de Israel todos los días de Salomón. Esto se sumó al mal que representaba Hadad, pues aborrecía a Israel y llegó a reinar sobre Siria.