CANTARES 4:1-15
CANTARES 4:1-15 BLP
¡Qué hermosa eres, amor mío! ¡Qué hermosa eres! Tus ojos son palomas entre el velo, y tu pelo, un rebaño de cabras que baja las laderas de Galaad. Tus dientes, un rebaño esquilado recién salido del baño; cada oveja con mellizos, no hay ni una estéril. Una cinta carmesí son tus labios, deliciosos cuando hablas; dos mitades de granada tus mejillas tras tu velo. Tu cuello es la torre de David destinada a museo de armas: mil escudos penden de ella, las adargas de los héroes. Tus dos pechos, dos crías mellizas de gacela paciendo entre azucenas. Mientras despunta el día y se esfuman las sombras, iré al monte de la mirra, al otero del incienso. ¡Tú eres toda hermosa, amor mío! ¡No hay en ti ningún defecto! Ven, novia, desde el Líbano, vente del Líbano, vuelve; baja de la cumbre de Amaná, de las cimas del Senir y del Hermón de las guaridas y montes de leones y leopardos. Me robaste el corazón, hermana y novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada, con una sola perla del collar. ¡Qué suaves son tus amores, hermana y novia mía! ¡Son más dulces que el vino tus amores! ¡Es mejor que todo aroma el olor de tus perfumes! Miel silvestre hay en tus labios, novia mía; miel y leche debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos es como aroma del Líbano. Eres jardín cerrado, hermana y novia mía, eres jardín cerrado, fuente secreta. De ti brota un jardín de granados con frutos exquisitos, de alheña y de nardo; nardo y azafrán, canela y cinamomo; con toda clase de árboles de incienso, mirra y áloe, con las más selectas especias. ¡Fuente de los jardines, manantial de agua viva que fluye desde el Líbano!