RUT 4:7-18
RUT 4:7-18 BLP
Antiguamente existía en Israel esta costumbre: cuando se trataba del derecho de rescate o de intercambios, uno se quitaba su sandalia y se la daba al otro para cerrar el trato. Y así se daba fe. Así pues, el rescatador dijo a Boaz: —Compra tú la parcela. Luego se quitó la sandalia y se la dio. Entonces Boaz dijo a los ancianos y a todos los presentes: —Vosotros sois hoy testigos de que adquiero todas las posesiones de Elimélec y las de Majlón y Quilión de manos de Noemí; y de que también tomo como esposa a Rut, la moabita, mujer de Majlón, para conservar el apellido del difunto junto a su heredad y para que no desaparezca su nombre entre sus parientes y en su ciudad. Vosotros sois testigos. Todos los que estaban en la puerta de la ciudad y los ancianos dijeron: —Sí, somos testigos. Que el Señor haga a la mujer que va a entrar hoy en tu casa como a Raquel y Lía, las dos que edificaron la casa de Israel. Que hagas fortuna en Efrata y adquieras fama en Belén. Que por la descendencia que el Señor te conceda de esta joven, tu familia sea como la de Peres, el hijo que Tamar dio a Judá. Entonces Boaz tomó a Rut y la convirtió en su esposa. Se unió a ella y el Señor hizo que concibiera y diera a luz un hijo. Las mujeres decían a Noemí: —¡Bendito sea el Señor que no te ha privado hoy de un rescatador que será famoso en Israel! El niño te dará nuevos ánimos y te sostendrá en la vejez, pues te lo ha dado tu nuera, la que tanto te ama y es para ti más valiosa que siete hijos. Noemí tomó en brazos al niño, lo recostó en su regazo y se convirtió en su nodriza. Las vecinas le querían poner nombre, diciendo: —¡Noemí ha tenido un hijo! Así que le llamaron Obed. Fue el padre de Jesé y el abuelo de David. Estos son los descendientes de Peres: Peres engendró a Jesrón