SALMOS 119:119-160
SALMOS 119:119-160 BLP
Rechazas como escoria a los malvados del país y por eso yo amo tus mandatos. Mi ser se estremece ante ti, por tus decretos te venero. He seguido la justicia y el derecho, no me entregues a mis opresores. Favorece a tu siervo, que los soberbios no me humillen. Se nublan mis ojos esperando tu auxilio, tu promesa de justicia. Trata a tu siervo de acuerdo con tu amor y enséñame tus normas. Yo soy tu siervo, instrúyeme para que pueda conocer tus mandatos. Señor, ya es tiempo de actuar: tu ley ha sido violada. Por eso amo tus mandamientos y al oro más puro los prefiero; por eso encuentro justos todos tus preceptos y aborrezco los senderos falsos. Tus mandatos son admirables, por eso yo los observo. Explicar tu palabra es fuente de luz, hace que aprendan los sencillos. Abro mi boca y suspiro, porque anhelo tus mandamientos. Atiéndeme, apiádate de mí; así lo haces con quienes aman tu nombre. Afianza mis pasos con tu promesa, que no me domine mal alguno. Líbrame de la opresión del ser humano y podré respetar tus decretos. Que brille tu rostro sobre tu siervo, enséñame tus normas. Vierten mis ojos ríos de agua, porque no se respeta tu ley. Señor, tú eres justo, son rectas tus decisiones. Has establecido tus mandatos con plena fidelidad y justicia. Mi celo me consume, porque olvidan mis rivales tus palabras. Tu promesa es genuina, por eso la ama tu siervo. Soy pequeño y despreciado, mas no olvido tus preceptos. Tu justicia es justicia perenne, tu ley es fuente de verdad. Aunque el pesar y la angustia me invadan, tus mandamientos son mi delicia. Por siempre son justos tus mandatos, hazme entenderlos y seguiré viviendo. Clamo con todo el corazón; respóndeme, Señor, y cumpliré tus normas. Yo te invoco, sálvame y observaré tus mandamientos. Antes del alba me levanto y pido auxilio, en tus palabras pongo mi esperanza. Antes de la aurora abro mis ojos, para así reflexionar en tu promesa. Escucha mi grito por tu amor; por tu justicia, Señor, dame vida. Gentes infames se acercan, gentes que están lejos de tu ley. Pero tú, Señor, estás cerca, todos tus mandatos son verdad. Hace mucho que sé que tus mandatos los has establecido para siempre. Mira mi pesar y líbrame, que no he olvidado tu ley. Defiende mi causa, sálvame, dame vida según tu promesa. La salvación está lejos de los malvados, pues no les preocupan tus normas. Señor, tu misericordia es inmensa, dame vida según tu justicia. Muchos me persiguen y me acosan, pero yo no me he apartado de tus normas. He visto traidores que detesto, porque no han respetado tu promesa. Observa cómo amo tus preceptos; Señor, por tu amor, dame la vida. Esencia de tu palabra es la verdad, son eternos tus justos decretos.