SALMOS 106:24-48
SALMOS 106:24-48 BLP
Despreciaron una tierra deliciosa, no confiaron en su palabra. Se quejaban en sus tiendas, no escuchaban la voz del Señor. Por eso el Señor les juró solemnemente que los haría morir en el desierto, que a su estirpe arrojaría entre paganos, que los dispersaría entre los países. Ellos siguieron a Baal Peor y comieron sacrificios de muertos. Con sus actos enfurecieron al Señor y descargó sobre ellos una plaga. Entonces surgió Finés, hizo justicia y la plaga se detuvo. Esto se le contó en su haber de padres a hijos para siempre. En las aguas de Meribá lo enojaron causando la desgracia de Moisés, pues le hicieron rebelarse y habló sin pensar lo que decía. No destruyeron a los pueblos como el Señor les ordenó. Se mezclaron con los paganos, aprendieron sus costumbres y adoraron a sus ídolos que se convirtieron en trampa para ellos. Sacrificaron a sus hijos y a sus hijas a demonios; vertieron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas, que inmolaron a los ídolos de Canaán, profanando con sangre el país. Con sus acciones se deshonraron, con sus hechos se pervirtieron. Y el Señor se airó contra su pueblo, aborreciendo su heredad. Los entregó a las naciones, sus rivales los dominaron, los subyugaron sus enemigos, los sometieron a su poder. El Señor los libró muchas veces, pero ellos se obstinaron en su idea, se hundieron en su propia culpa. Pero él se fijó en su angustia, escuchó su clamor y recordó su alianza con ellos; por su inmenso amor se compadeció, e hizo que se apiadaran quienes los tenían cautivos. Señor, Dios nuestro, sálvanos. Reúnenos de entre las naciones para que alabemos tu santo nombre y nos llene de orgullo tu alabanza. ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! Y que todo el pueblo diga: ¡Amén! ¡Aleluya!