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NÚMEROS 18:8-32

NÚMEROS 18:8-32 BLP

Dijo además el Señor a Aarón: —Te confío el cuidado de las ofrendas que me pertenecen, y también el cuidado de todas las ofrendas sagradas de los israelitas; te lo concedo a ti y a tus descendientes como prerrogativa perpetua de la unción sacerdotal. Y esto será lo que te corresponde de las cosas sagradas consumidas por el fuego: todo lo que presenten los israelitas, a saber, toda ofrenda de cereal, toda ofrenda de purificación y toda ofrenda de reparación. Todas estas ofrendas te pertenecerán a ti y a tus descendientes; las comerás en el santuario; solo los varones las podrán comer; las considerarás como algo sagrado. También te corresponden las ofrendas que presenten los israelitas mediante el rito de la elevación; todo esto te lo asigno a ti, a tus hijos y a tus hijas, por estatuto perpetuo; cualquiera de tu familia que se encuentre en estado de pureza lo podrá comer. Te concedo igualmente lo más escogido del aceite, del vino y del cereal, es decir, las primicias de todo eso que los israelitas han de presentar al Señor. Tuyas serán las primicias de todos los frutos de la tierra que ellos deben presentar al Señor; cualquiera de tu familia que se encuentre en estado de pureza lo podrá comer. También te corresponderá todo lo que en Israel sea consagrado al exterminio. Los primogénitos de toda criatura, tanto de personas como de animales, que los israelitas presenten al Señor, serán tuyos; pero tú harás que los primogénitos humanos sean rescatados; también rescatarás los primogénitos de los animales impuros. Los rescatarás al mes de nacer y, como precio por el rescate, pagarás cinco siclos, según el valor del siclo del santuario, que es de veinte gueras. Pero no rescatarás a los primogénitos de la vaca, de la oveja o de la cabra, pues son algo sagrado. Derramarás su sangre sobre el altar y quemarás su grasa como sacrificio de olor grato al Señor. Pero su carne te pertenece a ti, lo mismo que el pecho pasado por el rito de la elevación y el muslo derecho. Todas las ofrendas sagradas que los israelitas presenten al Señor, te las he dado a ti y a todos tus descendientes por estatuto perpetuo. Es una alianza irrompible, sellada con sal, hecha en presencia del Señor y válida para ti y para toda tu descendencia. El Señor dijo a Aarón: —Tú, sin embargo, no poseerás heredad alguna en la tierra de los israelitas, ni tendrás porción entre ellos. Yo soy tu porción y tu heredad en medio de los israelitas. En cuanto a los levitas, yo les asigno por heredad todos los diezmos de Israel en pago del servicio que prestan en la Tienda del encuentro. Por tanto, los israelitas no tendrán que entrar en la Tienda del encuentro, cosa que los haría incurrir en pecado y les acarrearía la muerte. Solamente los levitas desarrollarán tareas en la Tienda del encuentro e incurrirán en culpa si no lo hacen así; es esta una norma perpetua para vuestros descendientes. Los levitas no tendrán heredad entre los demás israelitas, pues a ellos les he dado por heredad los diezmos que los israelitas presentarán al Señor en ofrenda. Por eso les he dicho que no tendrán heredad entre los israelitas. El Señor se dirigió a Moisés y le dijo: —Di a los levitas: Cuando recibáis de los israelitas los diezmos que yo os he asignado como heredad, presentaréis la décima parte de esos diezmos como ofrenda hecha al Señor mediante el rito de la elevación. Esto os será tomado en cuenta como si hicierais una ofrenda del grano de la era o del mosto del lagar; así haréis también vosotros una ofrenda al Señor de todos los diezmos que recibáis de los israelitas; es una ofrenda de lo reservado al Señor que entregaréis al sacerdote Aarón. De todo lo que recibís en donación reservaréis para el Señor lo mejor de cada cosa consagrada. Diles además: —Una vez que me hayáis reservado lo mejor de cada cosa, el resto será para vosotros, los levitas, como producto de la era y del lagar. Vosotros y vuestras familias lo podréis comer en cualquier lugar, pues es el pago por vuestro servicio en la Tienda del encuentro. Y no incurriréis en pecado alguno por ello, una vez que hayáis reservado lo mejor. De esta manera no profanaréis las cosas santas de los israelitas, y no tendréis que morir.