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ISAÍAS 50:5-11

ISAÍAS 50:5-11 BLP

El Señor Dios me ha abierto el oído y yo no me he rebelado, ni le he vuelto la espalda. Ofrecí mi espalda a los que me azotaban, mis mejillas a los que mesaban mi barba; y no me tapé la cara cuando me insultaban y escupían. Pero el Señor Dios es mi ayuda, por eso no sentía los insultos; por eso endurecí mi cara como piedra, sabiendo que no quedaría defraudado. Mi defensor está cerca, ¿quién pleiteará conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién me quiere acusar? Que se acerque a mí. Si tengo al Señor Dios como ayuda, ¿quién podrá condenarme? Ved a todos desgastados como ropa, la polilla los ha ido devorando. ¿Quién de entre vosotros respeta al Señor? ¿Quién hace caso a la voz de su siervo? El que ande entre tinieblas sin un rayo de luz, que confíe en el nombre del Señor, que se apoye en su Dios. En cuanto a vosotros, brasas ardientes, portadores de teas incendiarias, sed pasto de vuestro propio fuego, de las teas que habéis encendido. Todo esto es obra de mi mano, yaceréis entre tormentos.