HEBREOS 10:11-25
HEBREOS 10:11-25 BLP
Cualquier otro sacerdote desempeña cada día su ministerio ofreciendo una y otra vez los mismos sacrificios que son incapaces de borrar definitivamente los pecados. Cristo, en cambio, después de ofrecer de una vez para siempre un solo sacrificio por el pecado, está sentado junto a Dios. Espera únicamente que Dios ponga a sus enemigos por estrado de sus pies . Y así, ofreciéndose en sacrificio una única vez, ha hecho perfectos de una vez para siempre a cuantos han sido consagrados a Dios. El mismo Espíritu Santo lo atestigua cuando, después de haber dicho: Esta es la alianza que sellaré con ellos cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—: inculcaré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente. Y añade: No me acordaré más de sus pecados, ni tampoco de sus iniquidades. Ahora bien, donde el perdón de los pecados es un hecho, ya no hay necesidad de ofrendas por el pecado. Así pues, hermanos, la muerte de Jesús nos ha dejado vía libre hacia el santuario, abriéndonos un camino nuevo y viviente a través del velo, es decir, de su propia humanidad. Jesús es, además, el gran sacerdote puesto al frente del pueblo de Dios. Acerquémonos, pues, con un corazón sincero y lleno de fe, con una conciencia purificada de toda maldad, con el cuerpo bañado en agua pura. Mantengamos fielmente la esperanza que profesamos porque quien ha hecho la promesa es fiel, y estimulémonos mutuamente en la práctica del amor y de las buenas obras. Que nadie deje de asistir a las reuniones de su iglesia, como algunos tienen por costumbre; al contrario, animaos unos a otros, tanto más cuanto estáis viendo que se está acercando el día.