GÉNESIS 29:15-30
GÉNESIS 29:15-30 BLP
Un día, Labán dijo a Jacob: —Tú eres pariente mío, pero no por eso has de trabajar gratis para mí. Dime qué salario quieres que te pague. Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lía y la menor Raquel. Lía tenía unos ojos apagados; Raquel, en cambio, era hermosa de los pies a la cabeza. Como Jacob se había enamorado de ella, contestó a Labán: —Trabajaré siete años a tu servicio para casarme con Raquel, tu hija menor. Labán le contestó: —Es mejor que te la entregue a ti, y no a un extraño. Quédate conmigo. Y así Jacob trabajó por Raquel durante siete años, pero estaba tan enamorado de ella que le parecieron unos pocos días. Pasado ese tiempo, Jacob dijo a Labán: —Ya se ha cumplido el tiempo, dame a mi mujer para que me una a ella. Entonces Labán invitó a todos los vecinos del lugar a la fiesta de bodas. Pero al anochecer, tomó a su hija Lía y se la entregó a Jacob que se acostó con ella. Además, Labán regaló a Lía una de sus criadas, llamada Zilpá, para que la atendiera. Al día siguiente por la mañana, Jacob se llevó la sorpresa de que se trataba de Lía y fue a protestar a Labán: —¿Qué me has hecho? ¿No te he servido yo por Raquel? Entonces, ¿por qué me has engañado? Labán respondió: —Aquí no es costumbre dar a la hija pequeña antes que a la mayor. Por eso, cumple la semana de festejos que corresponde a la boda con Lía y entonces te daremos también a Raquel a cambio de otros siete años de trabajo a mi servicio. Así lo hizo Jacob; terminó la semana de festejos que correspondía a la boda con Lía, y después Labán le dio por mujer a su hija Raquel. Asimismo, Labán regaló a Raquel una de sus criadas, llamada Bilhá, para que la atendiera. Jacob se acostó también con Raquel y la amó más que a Lía. Y durante siete años más continuó trabajando al servicio de Labán.