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Rut 2:14-23

Rut 2:14-23 NVI

A la hora de comer, Booz le dijo: ―Ven acá. Sírvete pan y moja tu bocado en el vinagre. Cuando Rut se sentó con los segadores, Booz le ofreció grano tostado. Ella comió, quedó satisfecha, y hasta le sobró. Después, cuando ella se levantó a recoger espigas, él dio estas órdenes a sus criados: ―Aun cuando saque espigas de las gavillas mismas, no la hagáis pasar vergüenza. Más bien, dejad caer algunas espigas de los manojos para que ella las recoja, ¡y no la reprendáis! Así que Rut recogió espigas en el campo hasta el atardecer. Luego desgranó la cebada que había recogido, la cual pesó más de veinte kilos. La cargó de vuelta al pueblo, y su suegra vio cuánto traía. Además, Rut le entregó a su suegra lo que le había quedado después de haber comido hasta quedar satisfecha. Su suegra le preguntó: ―¿Dónde recogiste espigas hoy? ¿Dónde trabajaste? ¡Bendito sea el hombre que se fijó en ti! Entonces Rut le contó a su suegra acerca del hombre con quien había estado trabajando. Le dijo: ―El hombre con quien hoy trabajé se llama Booz. ―¡Que el SEÑOR lo bendiga! —exclamó Noemí delante de su nuera—. El SEÑOR no ha dejado de mostrar su fiel amor hacia los vivos y los muertos. Ese hombre es nuestro pariente cercano; es uno de los parientes que nos pueden redimir. Rut la moabita añadió: ―Incluso me dijo que me quedara allí con sus criados hasta que terminaran de recogerle toda la cosecha. ―Hija mía, te conviene seguir con sus criadas —le dijo Noemí—, para que no se aprovechen de ti en otro campo. Así que Rut se quedó junto con las criadas de Booz para recoger espigas hasta que terminó la cosecha de la cebada y del trigo. Mientras tanto, vivía con su suegra.