Números 32:1-33
Números 32:1-33 NVI
Las tribus de Rubén y Gad, que tenían mucho ganado, se dieron cuenta de que las tierras de Jazer y Galaad eran apropiadas para la ganadería. Así que fueron a decirles a Moisés, al sacerdote Eleazar y a los jefes de la comunidad: ―Las tierras de Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón las conquistó el SEÑOR para el pueblo de Israel, y son apropiadas para la ganadería de tus siervos. Si nos hemos ganado tu favor, permítenos tomar esas tierras como heredad. No nos hagas cruzar el Jordán. Entonces Moisés les dijo a los rubenitas y a los gaditas: ―¿Os parece justo que vuestros hermanos vayan al combate mientras vosotros os quedáis aquí sentados? Los israelitas se han propuesto conquistar la tierra que el SEÑOR les ha dado; ¿no os dais cuenta de que esto los desanimaría? ¡Esto mismo hicieron vuestros padres cuando yo los envié a explorar la tierra de Cades Barnea! Fueron a inspeccionar la tierra en el valle de Escol y, cuando volvieron, desanimaron a los israelitas para que no entraran en la tierra que el SEÑOR les había dado. Ese día el SEÑOR se encendió en ira y juró: “Por no haberme seguido de todo corazón, ninguno de los mayores de veinte años que salieron de Egipto verá la tierra que juré darles a Abraham, Isaac y Jacob. Ninguno de ellos la verá, con la sola excepción de Caleb hijo de Jefone, el quenizita, y Josué hijo de Nun, los cuales me siguieron de todo corazón”. El SEÑOR se encendió en ira contra Israel, y los hizo vagar por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la generación que había pecado. »¡Y ahora vosotros, raza de pecadores, venís en lugar de vuestros padres para aumentar la ira del SEÑOR contra Israel! Si os negáis a seguir al SEÑOR, él volverá a dejar en el desierto a todo este pueblo, y vosotros seréis la causa de su destrucción». Entonces ellos se acercaron otra vez a Moisés, y le dijeron: ―Vamos a construir corrales para el ganado, y a edificar ciudades para nuestros niños. Sin embargo, tomaremos las armas y marcharemos al frente de los israelitas hasta llevarlos a su lugar. Mientras tanto, nuestros niños vivirán en ciudades fortificadas que los protejan de los habitantes del país. No volveremos a nuestras casas hasta que cada uno de los israelitas haya recibido su heredad. Nosotros no queremos compartir con ellos ninguna heredad al otro lado del Jordán, porque nuestra heredad está aquí, en el lado oriental del río. Moisés les contestó: ―Si estáis dispuestos a hacerlo así, tomad las armas y marchad al combate. Cruzad con vuestras armas el Jordán, y con la ayuda del SEÑOR luchad hasta que él haya quitado del camino a vuestros enemigos. Cuando a vuestro paso el SEÑOR haya sometido la tierra, entonces podréis regresar a casa, pues habréis cumplido con vuestro deber hacia el SEÑOR y hacia Israel. Y con la aprobación del SEÑOR esta tierra será vuestra. »Pero, si os negáis, estaréis pecando contra el SEÑOR. Y podéis estar seguros de que no escaparéis de vuestro pecado. Edificad ciudades para vuestros niños, y construid corrales para vuestro ganado, pero cumplid también lo que habéis prometido». Los gaditas y los rubenitas le dijeron a Moisés: ―Tus siervos harán tal como el Señor ha mandado. Aquí en las ciudades de Galaad se quedarán nuestros niños, y todos nuestros ganados y rebaños, pero tus siervos cruzarán con sus armas el Jordán para pelear a la vanguardia del SEÑOR, tal como él lo ha ordenado. Así que Moisés dio las siguientes instrucciones al sacerdote Eleazar, y a Josué hijo de Nun y a los jefes de las familias patriarcales de las tribus de Israel: ―Si los gaditas y los rubenitas, armados para la guerra, cruzan el Jordán con vosotros y conquistáis el país, como el SEÑOR quiere, vosotros les entregaréis como heredad la tierra de Galaad. Pero, si no lo cruzan, ellos recibirán su heredad entre vosotros en Canaán. Los gaditas y los rubenitas respondieron: ―Tus siervos haremos lo que el SEÑOR ha mandado. Tal como él lo quiere, cruzaremos armados delante del SEÑOR a la tierra de Canaán. Pero nuestra heredad estará de este lado del Jordán. Entonces Moisés entregó a los gaditas y rubenitas, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sijón, rey de los amorreos, y el reino de Og, rey de Basán. Les entregó la tierra con las ciudades que estaban dentro de sus fronteras, es decir, las ciudades de todo el país.