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Job 32:3-22

Job 32:3-22 NVI

También se enojó con los tres amigos porque no habían logrado refutar a Job, y sin embargo lo habían condenado. Ahora bien, Eliú había estado esperando antes de dirigirse a Job, porque ellos eran mayores; pero, al ver que los tres amigos no tenían ya nada que decir, se encendió su enojo. Y habló Eliú hijo de Baraquel de Buz: «Yo soy muy joven, y vosotros, ancianos; por eso me sentía muy temeroso de expresaros mi opinión. Y me dije: “Que hable la voz de la experiencia; que demuestren los ancianos su sabiduría”. Pero lo que da entendimiento al hombre es el espíritu que en él habita; ¡es el hálito del Todopoderoso! No son los ancianos los únicos sabios, ni es la edad la que hace entender lo que es justo. »Os ruego, por tanto, que me escuchéis; yo también tengo algo que deciros. Mientras habláis, me propuse esperar y escuchar vuestros razonamientos; mientras buscabais las palabras, os presté toda mi atención. Pero no habéis podido probar que Job esté equivocado; ninguno ha respondido a sus argumentos. No vayáis a decirme: “Hemos hallado la sabiduría; que lo refute Dios, y no los hombres”. Ni Job se ha dirigido a mí, ni yo he de responderle como vosotros. »Job, tus amigos están desconcertados; no pueden responder, les faltan las palabras. ¿Y voy a quedarme callado ante su silencio, ante su falta de respuesta? Yo también tengo algo que decir, y voy a demostrar mis conocimientos. Palabras no me faltan; el espíritu que hay en mí me obliga a hablar. Estoy como vino embotellado en odre nuevo a punto de estallar. Tengo que hablar y desahogarme; tengo que abrir la boca y dar respuesta. No favoreceré a nadie ni halagaré a ninguno; Yo no sé adular a nadie; si lo hiciera, mi creador me castigaría.