Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

Ezequiel 34:11-31

Ezequiel 34:11-31 NVI

»”Así dice el SEÑOR omnipotente: Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mi rebaño. Como un pastor que cuida de sus ovejas cuando están dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las rescataré de todos los lugares donde, en un día oscuro y de nubarrones, se hayan dispersado. Yo las sacaré de entre las naciones; las reuniré de los países, y las llevaré a su tierra. Las apacentaré en los montes de Israel, en los vados y en todos los poblados del país. Las haré pastar en los mejores pastos, y su aprisco estará en los montes altos de Israel. Allí descansarán en un buen lugar de pastoreo y se alimentarán de los mejores pastos de los montes de Israel. Yo mismo apacentaré mi rebaño, y lo llevaré a descansar. Lo afirma el SEÑOR omnipotente. Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles, pero exterminaré a las ovejas gordas y robustas. Yo las pastorearé con justicia. »”En cuanto a ti, rebaño mío, esto es lo que dice el SEÑOR omnipotente: Juzgaré entre ovejas y ovejas, y entre carneros y chivos. ¿No os basta con comeros los mejores pastos, sino que tenéis también que pisotear lo que queda? ¿No os basta con beber agua limpia, sino que tenéis que enturbiar el resto con las patas? Por eso mis ovejas tienen ahora que comerse el pasto que vosotros habéis pisoteado, y beberse el agua que habéis enturbiado. »”Por eso, así dice el SEÑOR omnipotente: Yo mismo voy a juzgar entre las ovejas gordas y las flacas. Por cuanto vosotros habéis empujado con el costado y con la espalda, y habéis atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas, voy a salvar a mis ovejas, y ya no os servirán de presa. Yo juzgaré entre ovejas y ovejas. Entonces les daré un pastor, mi siervo David, que las apacentará y será su único pastor. Yo, el SEÑOR, seré su Dios, y mi siervo David será su príncipe. Yo, el SEÑOR, lo he dicho. »”Estableceré con ellas un pacto de paz: haré desaparecer del país a las bestias feroces, para que mis ovejas puedan habitar seguras en el desierto y dormir tranquilas en los bosques. Haré que ellas y los alrededores de mi colina sean una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno. Los árboles del campo darán su fruto, la tierra entregará sus cosechas, y ellas vivirán seguras en su propia tierra. Y, cuando yo haga pedazos su yugo y las libere de sus tiranos, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR. Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor. Les daré una tierra famosa por sus cosechas. No sufrirán hambre en la tierra, ni tendrán que soportar los insultos de las naciones. Entonces sabrán que yo, el SEÑOR su Dios, estoy con ellos, y que ellos, el pueblo de Israel, son mi pueblo. Yo, el SEÑOR omnipotente, lo afirmo, y afirmo también que yo soy vuestro Dios y que vosotros sois mis ovejas, las ovejas de mi prado”».