Logo de YouVersion
Icono de búsqueda

Éxodo 12:13-51

Éxodo 12:13-51 NVI

La sangre servirá para señalar las casas donde vosotros os encontréis, pues al verla pasaré de largo. Así, cuando hiera yo de muerte a los egipcios, no os tocará a vosotros ninguna plaga destructora. »Este es un día que por ley deberéis conmemorar siempre. Es una fiesta en honor del SEÑOR, y las generaciones futuras deberéis celebrarla. Durante siete días comeréis pan sin levadura, de modo que debéis retirar de vuestras casas la levadura el primer día. Todo el que coma algo con levadura desde el día primero hasta el séptimo será eliminado de Israel. Celebraréis una reunión solemne el día primero, y otra el día séptimo. En todo ese tiempo no haréis ningún trabajo, excepto preparar los alimentos que cada uno haya de comer. Solo eso podréis hacer. »Celebraréis la fiesta de los Panes sin levadura, porque fue ese día cuando os saqué de Egipto formados en escuadrones. Por ley, las generaciones futuras siempre deberán celebrar ese día. Comeréis pan sin levadura desde la tarde del día catorce del mes primero hasta la tarde del día veintiuno del mismo mes. Durante siete días os abstendréis de tener levadura en vuestras casas. Todo el que coma algo con levadura, sea extranjero o israelita, será eliminado de la comunidad de Israel. No comáis nada que tenga levadura. Dondequiera que viváis, comeréis pan sin levadura». Convocó entonces Moisés a todos los ancianos israelitas, y les dijo: «Id en seguida a vuestros rebaños, escoged el cordero para vuestras respectivas familias, y matadlo para celebrar la Pascua. Tomad luego un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre recogida en la palangana, untad de sangre el dintel y los dos postes de la puerta, ¡y no salgáis ninguno de vosotros de vuestra casa hasta la mañana siguiente! Cuando el SEÑOR pase por el país para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre en el dintel y en los postes de la puerta y pasará de largo por esa casa. No permitirá el SEÑOR que el ángel exterminador entre en vuestras casas y os hiera. »Obedeced estas instrucciones. Será una ley perpetua para vosotros y para vuestros hijos. Cuando entréis en la tierra que el SEÑOR ha prometido daros, vosotros seguiréis celebrando esta ceremonia. Y cuando vuestros hijos os pregunten: “¿Qué significa para vosotros esta ceremonia?”, les responderéis: “Este sacrificio es la Pascua del SEÑOR, que en Egipto pasó de largo por las casas israelitas. Hirió de muerte a los egipcios, pero a nuestras familias les salvó la vida”». Al oír esto, los israelitas se inclinaron y adoraron al SEÑOR, y fueron y cumplieron al pie de la letra lo que el SEÑOR les había ordenado a Moisés y a Aarón. A medianoche el SEÑOR hirió de muerte a todos los primogénitos egipcios, desde el primogénito del faraón en el trono hasta el primogénito del preso en la cárcel, así como a las primeras crías de todo el ganado. Todos en Egipto se levantaron esa noche, lo mismo el faraón que sus funcionarios, y hubo grandes lamentos en el país. No había una sola casa egipcia donde no hubiera algún muerto. Esa misma noche mandó llamar el faraón a Moisés y a Aarón, y les ordenó: «¡Largo de aquí! ¡Alejaos de mi pueblo vosotros y los israelitas! ¡Id a adorar al SEÑOR, como habéis estado pidiendo! Llevaos también vuestros rebaños y vuestros ganados, como habéis pedido, ¡pero idos ya, que para mí será una bendición!» El pueblo egipcio, por su parte, instaba a los israelitas a que abandonaran pronto el país. «De lo contrario —decían—, ¡podemos darnos por muertos!» Entonces los israelitas tomaron las artesas de masa todavía sin leudar y, después de envolverlas en sus ropas, se las echaron al hombro. Después, siguiendo las instrucciones que Moisés les había dado, pidieron a los egipcios que les dieran objetos de oro y de plata, y también ropa. El SEÑOR hizo que los egipcios vieran con buenos ojos a los israelitas, así que les dieron todo lo que les pedían. De este modo los israelitas despojaron por completo a los egipcios. Los israelitas partieron de Ramsés, en dirección a Sucot. Sin contar a las mujeres y a los niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie. Con ellos salió también gente de toda clase, y grandes manadas de ganado, tanto de ovejas como de vacas. Con la masa que sacaron de Egipto cocieron panes sin levadura, pues la masa aún no había fermentado. Como los echaron de Egipto, no tuvieron tiempo de preparar comida. Los israelitas habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años. Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todos los escuadrones del SEÑOR salieron de Egipto. Aquella noche el SEÑOR la pasó en vela para sacar de Egipto a los israelitas. Por eso también las generaciones futuras de israelitas deben pasar esa noche en vela, en honor del SEÑOR. El SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: «Estas son las normas para la Pascua: »Ningún extranjero podrá participar de ella. »Podrán participar de ella todos los esclavos que hayas comprado con tu dinero, siempre y cuando los hayas circuncidado antes. »Ningún residente temporal ni trabajador a sueldo podrá participar de ella. »La Pascua deberá comerse en casa, y de allí no se sacará ni un solo pedazo de carne. Tampoco se le quebrará ningún hueso al animal sacrificado. »Toda la comunidad de Israel debe celebrar la Pascua. »Todo extranjero que viva entre vosotros y quiera celebrar la Pascua del SEÑOR deberá primero circuncidar a todos los varones de su familia; solo entonces podrá participar de la Pascua como si fuera nativo del país. »Ningún incircunciso podrá participar de ella. »La misma ley se aplicará al nativo y al extranjero que viva entre vosotros». Todos los israelitas cumplieron al pie de la letra lo que el SEÑOR les había ordenado a Moisés y a Aarón. Ese mismo día, el SEÑOR sacó de Egipto a los israelitas, escuadrón por escuadrón.