Deuteronomio 1:1-12
Deuteronomio 1:1-12 NVI
Estas son las palabras que Moisés dirigió a todo Israel en el desierto al este del Jordán, es decir, en el Arabá, frente a Suf, entre la ciudad de Parán y las ciudades de Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab. Por la ruta del monte Seír hay once días de camino entre Horeb y Cades Barnea. El día primero del mes undécimo del año cuarenta, Moisés les declaró a los israelitas todo lo que el SEÑOR les había ordenado por medio de él. Poco antes, Moisés había derrotado a Sijón, rey de los amorreos, que reinaba en Hesbón, y a Og, rey de Basán, que reinaba en Astarot y en Edrey. Moisés comenzó a explicar esta ley cuando todavía estaban los israelitas en el país de Moab, al este del Jordán. Les dijo: «Cuando estábamos en Horeb, el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó: “Habéis permanecido ya demasiado tiempo en este monte. Poneos en marcha y dirigíos a la región montañosa de los amorreos y a todas las zonas vecinas: el Arabá, las montañas, las llanuras occidentales, el Néguev y la costa, hasta la tierra de los cananeos, el Líbano y el gran río, el Éufrates. Yo os he entregado esta tierra; ¡adelante, tomad posesión de ella!” El SEÑOR juró que se la daría a vuestros antepasados, es decir, a Abraham, Isaac y Jacob, y a sus descendientes. »En aquel tiempo os dije: “Yo solo no puedo con todos vosotros. El SEÑOR vuestro Dios os ha hecho tan numerosos que hoy sois vosotros tantos como las estrellas del cielo. ¡Que el SEÑOR y Dios de vuestros antepasados os multiplique mil veces más, y os bendiga tal como prometió! ¿Cómo puedo seguir ocupándome de todos vuestros problemas, cargas y pleitos?