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Colosenses 4:2-18

Colosenses 4:2-18 NVI

Dedicaos a la oración: perseverad en ella con agradecimiento y, al mismo tiempo, interceded por nosotros a fin de que Dios nos abra las puertas para proclamar la palabra, el misterio de Cristo por el cual estoy preso. Orad para que yo lo anuncie con claridad, como debo hacerlo. Comportaos sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que vuestra conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabréis cómo responder a cada uno. Nuestro querido hermano Tíquico, fiel servidor y colaborador en el Señor, os contará con detalle cómo me va. Lo envío a vosotros precisamente para que tengáis noticias de nosotros, y así cobréis ánimo. Va con Onésimo, querido y fiel hermano, que es uno de vosotros. Ellos os pondrán al tanto de todo lo que sucede aquí. Aristarco, mi compañero de cárcel, os manda saludos, como también Marcos, el primo de Bernabé. En cuanto a Marcos, vosotros ya habéis recibido instrucciones; si va a visitaros, recibidle bien. También os saluda Jesús, llamado el Justo. Estos son los únicos judíos que colaboran conmigo en pro del reino de Dios, y me han sido de mucho consuelo. Os manda saludos Epafras, que es uno de vosotros. Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por vosotros, para que, plenamente convencidos, os mantengáis firmes, cumpliendo en todo la voluntad de Dios. A mí me consta que él se preocupa mucho por vosotros y por los que están en Laodicea y en Hierápolis. Os saludan Lucas, el querido médico, y Demas. Saludad a los hermanos que están en Laodicea, como también a Ninfas y a la iglesia que se reúne en su casa. Una vez que se os haya leído esta carta, que se lea también en la iglesia de Laodicea, y vosotros leed la carta dirigida a esa iglesia. Decidle a Arquipo que se ocupe de la tarea que recibió en el Señor, y que la lleve a cabo. Yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra. Recordad que estoy preso. Que la gracia sea con vosotros.