Marcos 8
8
Jesús alimenta a los cuatro mil
8:1-9 – Mt 15:32-39
8:11-21 – Mt 16:1-12
1En aquellos días se reunió de nuevo mucha gente. Como no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2 —Siento compasión de esta gente porque ya llevan tres días conmigo y no tienen nada que comer. 3Si los despido a sus casas sin haber comido, se van a desmayar por el camino, porque algunos de ellos han venido de lejos.
4Los discípulos objetaron:
—¿Dónde se va a conseguir suficiente pan en este lugar despoblado para darles de comer?
5 —¿Cuántos panes tienen? —preguntó Jesús.
—Siete —respondieron ellos.
6Luego Jesús mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes, dio gracias, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los repartieran a la gente. Así lo hicieron. 7Tenían además unos cuantos pescaditos. Dio gracias por ellos también y dijo a los discípulos que los repartieran. 8La gente comió hasta quedar satisfecha. Después los discípulos recogieron siete cestas de pedazos que sobraron. 9Los que comieron eran unos cuatro mil. Tan pronto como los despidió, 10Jesús subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
11Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para ponerlo a prueba, le pidieron una señal del cielo. 12Él lanzó un profundo suspiro y dijo:#8:12 lanzó … dijo. Lit. suspirando en su espíritu dijo. «¿Por qué pide esta generación una señal milagrosa? Les aseguro que no habrá ninguna señal». 13Entonces los dejó, volvió a embarcarse y cruzó al otro lado.
La levadura de los fariseos y la de Herodes
14Los discípulos habían olvidado llevar panes y solo tenían uno en la barca.
15 —Presten atención —advirtió Jesús—; ¡cuídense de la levadura de los fariseos y de la de Herodes!
16Ellos comentaban los unos con los otros: «Lo dice porque no trajimos pan». 17Al darse cuenta de esto, Jesús dijo:
—¿Por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no ven ni entienden? ¿Tienen el corazón endurecido? 18¿Es que tienen ojos, pero no ven, y oídos, pero no oyen? ¿Acaso no recuerdan? 19Cuando partí los cinco panes para los cinco mil, ¿cuántas canastas llenas de pedazos recogieron?
—Doce —respondieron ellos.
20 —Y, cuando partí los siete panes para los cuatro mil, ¿cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?
—Siete —dijeron.
21Entonces concluyó:
—¿Y todavía no entienden?
Jesús sana a un ciego en Betsaida
22Cuando llegaron a Betsaida, algunas personas llevaron un ciego a Jesús y rogaron que lo tocara. 23Él tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, preguntó:
—¿Puedes ver algo?
24El hombre alzó los ojos y dijo:
—Veo gente; parecen árboles que caminan.
25Entonces le puso de nuevo las manos sobre los ojos, y el ciego fue curado; recobró la vista y comenzó a ver todo con claridad. 26Jesús lo mandó a su casa con esta advertencia:
—No vayas a entrar en el pueblo. # 8:26 pueblo . Var. pueblo, ni a decírselo a nadie en el pueblo.
La confesión de Pedro
8:27-29 – Mt 16:13-16; Lc 9:18-20
27Jesús y sus discípulos salieron hacia las aldeas de Cesarea de Filipo. En el camino les preguntó:
—¿Quién dice la gente que soy yo?
28Le respondieron:
—Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías y otros que uno de los profetas.
29 —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús.
—Tú eres el Cristo —afirmó Pedro.
30Jesús ordenó que no hablaran a nadie acerca de él.
Jesús predice su muerte
8:31–9:1 – Mt 16:21-28; Lc 9:22-27
31Luego comenzó a enseñarles:
—El Hijo del hombre tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por los líderes religiosos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Es necesario que lo maten y que a los tres días resucite.
32Habló de esto con toda claridad. Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. 33Pero Jesús se dio la vuelta, miró a sus discípulos y reprendió a Pedro.
—¡Aléjate de mí, Satanás! —le dijo—. Tú no piensas en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
34Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos.
—Si alguien quiere ser mi discípulo —dijo—, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. 35Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio la salvará. 36¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde la vida? 37¿O qué se puede dar a cambio de la vida? 38Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
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