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ÉXODO INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN
1. Características generales
El libro de Éxodo comienza recapitulando una información ya dada en el Génesis. La lista de los descendientes de Jacob que entraron en Egipto ha aparecido en Gn 46,8ss con la tradición de setenta personas. La muerte de José ha sido relatada en Gn 50,26. Al mismo tiempo, en el pasaje inicial de Éxodo se introduce material nuevo que supone un paso adelante respecto al relato de Génesis, especialmente la muerte de toda la generación de José y el crecimiento del pueblo. Así pues, el comienzo de Éxodo apunta tanto al pasado (los patriarcas) como al futuro (la historia de la liberación de la opresión egipcia).
2. Título y contenido
El segundo libro de la Biblia, llamado en hebreo Eleh Shemot (“estos son los nombres”), por sus primeras palabras, recibió en la versión griega de los LXX el título de Éxodos, fiel reflejo de su acontecimiento central: la salida de Egipto.
Como ya se ha señalado, el libro de Éxodo presupone y continúa los relatos de Génesis, pero introduce al mismo tiempo un cambio importante. En la historia patriarcal (Gn 12—50), los protagonistas habían sido siempre figuras individuales; ahora, por el contrario, va a ocupar un lugar destacado un nuevo personaje, no individual sino colectivo: el pueblo. Esta transición se pone de relieve expresamente al comienzo del libro, cuando el texto hace notar que las setenta personas que habían llegado a Egipto con Jacob se multiplicaron de tal manera que llenaban toda la región (1,5.7).
La primera parte de la narración tiene como tema central el gran acontecimiento a que hace referencia el título del libro: el éxodo o la salida de Egipto (cps. 1—15). Una sección que comienza describiendo el cambio de situación que se produjo con la ascensión al trono de un rey que no sentía ningún aprecio por la memoria de José (1,8), y que culmina con la celebración de la primera Pascua (cp. 12) y con el canto de acción de gracias que entonaron Moisés y los israelitas después de cruzar el cauce del mar como si fuera tierra seca (15,1-21).
La segunda sección (15,22—18,27) narra algunos episodios relacionados con la marcha de los israelitas a través del desierto. El grupo que había salido de Egipto penetró en la península del Sinaí —región semidesértica— donde, siempre bajo la guía de Moisés, tuvo que hacer frente a distintas situaciones críticas.
La tercera sección (19—40) está constituida por los acontecimientos del Sinaí que tienen como momento central el establecimiento del pacto o alianza entre Yahvé —el Señor— y su pueblo. Este acontecimiento incluye, como uno de sus elementos esenciales, la proclamación de la ley tanto en su aspecto moral (20—24) como cultual (25—40). En última instancia, toda la legislación contenida en el libro de Éxodo, con su evidente preocupación por defender el derecho de los más débiles y desprotegidos (ver 22,21-27), tenía como finalidad fundamental sentar las bases de una comunidad cimentada en la solidaridad y la justicia y consagrada al culto del verdadero Dios.
3. Marco histórico
Los relatos de Éxodo se mueven entre dos puntos geográficos precisos: Egipto y el Sinaí; entre ambos tiene lugar la primera parte de la marcha por el desierto. Allí se desarrollaron los acontecimientos que hicieron de Israel el Pueblo de Dios: la salida de Egipto, el paso del mar Rojo y la Alianza del Sinaí. El recuerdo de estos acontecimientos se grabó para siempre en la memoria de Israel y se convirtió en el fundamento mismo de su fe. Por eso, el libro de Éxodo ocupa un lugar muy destacado entre los libros veterotestamentarios y ha sido llamado el “Evangelio del Antiguo Testamento”.
El contenido de Éxodo no aporta elementos suficientes para fijar con absoluta precisión la fecha en que acontecieron los hechos narrados en el libro. Sin embargo, en 1,11 se hace notar expresamente que los descendientes de Jacob emigrados a Egipto fueron forzados a trabajar en la construcción de las ciudades de Pitón y Ramsés. Este dato nos lleva con cierta probabilidad al siglo XIII a. C., cuando el faraón egipcio Ramsés II hizo erigir, en el delta oriental del Nilo, una nueva capital llamada Casa de Ramsés. En tal circunstancia, los israelitas fueron duramente explotados hasta el punto de verse forzados a huir. El ejército egipcio los persiguió, pero el Señor los libró milagrosamente de sus perseguidores. El testimonio más antiguo de esta liberación es el canto de triunfo de 15,21, que celebra el acontecimiento no como una victoria de Israel, sino como una acción de Dios.
4. Características literarias
El libro de Éxodo es el resultado final de, al menos, tres ediciones elaboradas en distintos contextos históricos y designadas convencionalmente como historias o tradiciones yavista, elohista y sacerdotal, con leves retoques deuteronomistas. Estas historias utilizaron, a su vez, tradiciones orales previas y otras fuentes diversas, algunas de ellas escritas. En el conjunto se advierten tres tipos de materiales: narrativos, legales y litúrgicos.
— Entre el material narrativo hay que destacar los relatos que describen la opresión de los hebreos, la epopeya del éxodo, la travesía del desierto y la teofanía del Sinaí. A su vez, todos estos relatos se expresan en una gran variedad de géneros: relatos épicos (cps. 4—14), relatos legendarios (cp. 2), relatos de vocación (cps. 3 y 6), cantos heroicos (cp. 15), teofanías (3,1-6), litigios o pleitos judiciales (15,22-26; 19,16-25), relatos etiológicos y genealogías.
— El material legal se concentra fundamentalmente en la última parte del libro (cps. 19—40) y está representado por tres cuerpos de leyes: el decálogo (20,1-17), de origen antiguo, aunque incorporado tardíamente al actual contexto; el código de la Alianza (20,22—23,19), compilación mixta de leyes religiosas y sobre todo sociales, posteriores a la instalación en Canaán, pero anteriores a la monarquía; y finalmente las normas cultuales (25—31; 35—40), relativas al santuario y al culto, con elementos muy antiguos y otros bastante tardíos. También habría que mencionar el llamado decálogo ritual (34,14-28) o “código yavista de la alianza”.
— El material litúrgico aparece mucho más disperso: generalmente se encuentra envuelto en formas narrativas o legales, por ejemplo 11,1—13,16; 14-15; 19,1-15; 24,1-11; 20,22—23,19.
5. Estructura y divisiones
El éxodo se desenvuelve principalmente en tres escenarios: Egipto, el desierto y el monte Sinaí, que dan pie para dividir el libro en tres partes, subdivididas a su vez en distintas secciones:
I.— LA SALIDA DE EGIPTO (1,1—15,21)
- Israel oprimido en Egipto. Nacimiento y juventud de Moisés (1—2)
- Vocación y misión de Moisés (3,1—7,7)
- Las plagas de Egipto (7,8—11,10)
- La salida de Egipto (12,1—15,21)
II.— LA MARCHA A TRAVÉS DEL DESIERTO (15,22—18,27)
- Quejas del pueblo (15,22—17,16)
- Institución de los Jueces (18,1-27)
III.— LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ (19—40)
- La Alianza del Sinaí (19,1—20,21)
- El Código de la Alianza (20,22—23,33)
- Confirmación de la Alianza (24)
- Instrucciones sobre el santuario y el culto (25,1—31,17)
- Ruptura y renovación de la Alianza (31,18—34,35)
- Ejecución de las instrucciones (35—40)
6. Claves teológicas
Los relatos de Éxodo constituyen la epopeya nacional de Israel en cuya formación desempeñaron un papel decisivo las fiestas y celebraciones cultuales. La celebración de la Pascua, sobre todo, rememoraba y actualizaba aquellos grandes acontecimientos del pasado, de forma que todas las generaciones israelitas pudieran revivir la salida de Egipto y renovar el compromiso asumido por el pueblo en el Sinaí.
Por eso, el libro de Éxodo no es una “historia” en el sentido moderno de la palabra; es más bien un testimonio y una confesión de fe; es el reconocimiento de que la existencia de Israel como nación no es una obra humana, sino una creación de Dios.
Los temas teológicos clave están hábilmente elaborados dentro del texto; señalamos aquí los más representativos:
Presencia divina. En 2,23-24 el autor señala, en primer lugar, la ausencia divina, y después su presencia. Los gemidos y lamentos de los esclavos israelitas hacen que Dios recuerde la alianza con los patriarcas. La tarea que Dios encomienda a Moisés y la intervención divina, especialmente en las plagas, establecen claramente la prioridad de la presencia de Dios. En concreto, la imagen de Dios se configura a partir de la revelación de su nombre: Yahvé, el Señor, el que está siempre dispuesto a acudir en defensa de sus elegidos.
Liberación. Los dos elementos básicos del credo de Israel son que el Señor los sacó de Egipto y que los llevó a la tierra prometida. El libro de Éxodo escenifica y celebra el primero de estos dos acontecimientos. El pueblo toma conciencia de que es el Señor quien los liberó de la esclavitud y desde ese momento se convirtió en su Señor y gran liberador.
Sentido de la alianza. La alianza es la especialísima relación entre el Señor e Israel que se crea en el monte Sinaí. Es un vínculo personal por el cual Israel se convierte en el pueblo del Señor, y el Señor se convierte en el Dios de Israel. Es esta conexión moral única la que confiere a Israel su identidad entre todos los demás pueblos del antiguo Oriente Próximo.
Ley como respuesta a la alianza. Aceptando y comprometiéndose a cumplir fielmente la ley con que Dios acompaña la alianza, Israel responde de forma personal a su relación con él. La ley se recibe, no como una imposición desde fuera, sino como un reconocimiento desde dentro de la necesidad de honrar y respetar tanto al Dios de la alianza como a las demás personas.
Por lo demás, los grandes temas del Éxodo están presentes en toda la Biblia. A ellos se refieren los Profetas para anunciar un nuevo éxodo (Is 43,18-21) y una nueva Alianza (Jr 31,31-34). El Nuevo Testamento convierte a Éxodo en fuente privilegiada de inspiración y actualización: desde Mateo (infancia de Jesús, sermón del monte) hasta el Apocalipsis (Cristo como nuevo cordero), la mayoría de los autores y escritos aluden a episodios, temas y motivos del éxodo. El NT presenta los acontecimientos del éxodo como una prefiguración de la obra redentora de Cristo, que es la verdadera “Pascua” (1 Co 5,7) y una “Alianza” más excelente (Heb 8,6) por cuanto ha sido sellada con su sangre. La epopeya del éxodo constituye el prototipo de todos los actos salvíficos de Dios, en especial, del Bautismo (1 Co 10,1-4) y los relatos del libro de Éxodo conforman la gran estructura teológica, simbólica y literaria sobre la que el cristianismo ha confrontado y comprendido su experiencia.
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