Ora Como Jesúsنموونە

¿Dónde oró Jesús?

Orar como Jesús significa que debemos orar donde Jesús oró. Y Jesús oró en todo lugar y en todas partes.

Jesús oró públicamente

Jesús oró enérgicamente en grupos grandes en muchas ocasiones diferentes. De hecho, sus oraciones públicas casi siempre fueron oraciones para el público.

En Lucas 3:21, él ora en una gran ocasión especial: «Y cuando todo el pueblo fue bautizado, y cuando también Jesús fue bautizado y oraba, los cielos se abrieron».

En Juan 11:41-42, Jesús revive a Lázaro frente a una multitud boquiabierta y luego ora específicamente por ellos: «Entonces quitaron la piedra. Y Jesús alzó los ojos y dijo: “Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Sabía que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está alrededor, para que crean que tú me enviaste”».

Jesús no era tímido para orar en público. Él tenía una profunda compasión por las personas, por lo que oró por ellos y frente a ellos como testimonio de las poderosas obras de Dios.

Jesús oró corporativamente

Mientras Jesús purificaba el templo, él ofreció la corrección que se encuentra en Marcos 11:17: «Y les enseñaba y les decía: “¿No está escrito: ‘Mi casa, será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero la han convertido en una cueva de ladrones”».

Jesús consideraba el lugar de adoración colectiva como un lugar de oración, y al asistir frecuentemente las sinagogas, sin duda ofreció oraciones de petición y acción de gracias al Padre, ya fuera que estuviera enseñando o no.

Si el cuerpo de Cristo oraba cuando iba a la iglesia, entonces el Cuerpo de Cristo debe orar cuando vaya a la iglesia. La oración debe ser parte de la reunión regular de la congregación local. La oración es parte integral del culto colectivo.

Jesús oró con otras personas

Jesús no solo oró en grupos grandes, también oró en grupos pequeños, como en Lucas 9:28: «Ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago y subió al monte a orar».

¡Ahí está el pequeño grupo de Jesús! Juntos, se fueron para conocerse unos a otros y encontrarse con el Señor.

Los grupos pequeños son vitales para el discipulado, porque te enseñan y entrenan para tener relaciones centradas en Dios con tus hermanos y hermanas en Cristo. Al orar con otros creyentes, aprende cómo orar y por qué orar. Compartir peticiones de oración y orar juntos por esas peticiones ayuda a crear relaciones de unidad y empatía que enriquecen mucho la vida.

Reflexión:

1. Encuentra una persona o grupo con quien orar hoy, ya sea en persona o mediante la tecnología (por ejemplo, Skype o una llamada telefónica).