MARCOS 8
8
Jesús da de comer a una multitud#8.1-10 Relato muy parecido al de Mc 6.30-44 y paralelos. Este relato se sitúa en tierra pagana (Decápolis, Mc 7.31), relacionándolo así con la actividad de Jesús entre los no judíos.
(Mt 15.32-39)
1Un día en que de nuevo se había juntado mucha gente y no tenían nada que comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2–Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. 3Y si los envío en ayunas a sus casas pueden desfallecer por el camino, porque algunos han venido de lejos.
4Sus discípulos le contestaron:
–¿Pero cómo se les puede dar de comer en un lugar como este, donde no vive nadie?
5Jesús les preguntó:
–¿Cuántos panes tenéis?
–Siete –dijeron ellos.
6Mandó entonces que la gente se sentara en el suelo, tomó en sus manos los siete panes y, habiendo dado gracias a Dios, los partió, los dio a sus discípulos y ellos los repartieron entre la gente. 7Tenían también unos cuantos peces; Jesús dio gracias a Dios#8.7 Dio gracias a Dios: Véase Mt 14.19 n. por ellos, y también mandó repartirlos. 8Todos comieron hasta quedar satisfechos, y llenaron todavía siete canastas con los trozos sobrantes. 9Los que comieron eran cerca de cuatro mil. Después de esto, Jesús los despidió, 10subió a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.#8.10 Dalmanuta: lugar desconocido, sin duda en la orilla occidental del Lago de Galilea; algunos mss. dicen Magadán y otros, Magdala (véase Mt 15.39 n.).
Los fariseos piden una señal milagrosa
(Mt 16.1-4; Lc 12.54-56)
11Llegaron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios.#8.11 Mt 12.38; Lc 11.16; Jn 6.30. De parte de Dios: lit. del cielo (véase Mt 16.1 n.). 12Jesús suspiró profundamente y dijo:
–¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa?#8.12 Mt 12.39; 16.4; Lc 11.29. Os aseguro que no se les dará ninguna señal.
13Entonces los dejó, y volviendo a entrar en la barca se fue a la otra orilla del lago.#8.13 A la otra orilla del lago: esto es, a la orilla oriental.
La levadura de los fariseos
(Mt 16.5-12)
14Se habían olvidado de llevar algo de comer y solamente tenían un pan en la barca. 15Jesús les advirtió:
–Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos#8.15 Lc 12.1. Levadura: sustancia que, mezclada con la masa del pan, la penetra totalmente y la hace fermentar. y de la levadura de Herodes.#8.15 Herodes: Herodes Antipas (Mt 14.1 n.).
16Los discípulos comentaban entre sí que no tenían pan. 17Jesús se dio cuenta de ello y les dijo:
–¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿Todavía no comprendéis ni entendéis nada? ¿Tan embotada tenéis la mente? 18¿Tenéis ojos y no veis, y oídos y no oís?#8.18 Jer 5.21; Ez 12.2; cf. Mc 4.12. ¿Ya no recordáis, 19cuando repartí los cinco panes entre cinco mil hombres, cuántas canastas llenas de trozos recogisteis?
Ellos contestaron:
–Doce.#8.19 Mc 6.43.
20–Y cuando repartí los siete panes entre cuatro mil, ¿cuántos cestos llenos recogisteis?
Contestaron:
–Siete.#8.20 Cf. v. 8.
21Entonces les dijo:
–¿Todavía no entendéis?
Jesús sana a un ciego en Betsaida#8.22-26 Nótese la semejanza con el relato de Mc 7.32-37.
22Llegaron a Betsaida,#8.22 Betsaida: población situada en la orilla nordeste del lago de Galilea. y llevaron un ciego a Jesús y le rogaron que lo tocara. 23Jesús tomó de la mano al ciego y lo sacó fuera del pueblo. Le mojó los ojos con saliva,#8.23 Le mojó los ojos con saliva: Véase Mc 7.33 n. puso las manos sobre él y le preguntó si veía algo. 24El ciego comenzó a ver y dijo:
–Veo gente. Me parecen árboles que andan.
25Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y el hombre miró con atención y quedó sanado: ya todo lo veía claramente. 26Entonces lo mandó a su casa y le dijo:
–No vuelvas al pueblo.#8.26 Algunos mss. añaden ni lo digas a nadie en el pueblo. Véase Mc 1.34 nota i.
Pedro declara que Jesús es el Mesías#8.27-30 Con esta profesión de fe de Pedro culmina la primera parte de Mc (1.16–8.30), en la que se ha ido mostrando cómo, con sus hechos y palabras, Jesús revela quién es.
(Mt 16.13-20; Lc 9.18-21)
27Después de esto, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo.#8.27 Cesarea de Filipo: ciudad romana al norte del lago de Galilea, en pleno territorio pagano. En el camino preguntó a sus discípulos:
–¿Quién dice la gente que soy yo?
28Ellos contestaron:
–Unos dicen que eres Juan el Bautista;#8.28 Juan el Bautista: Mc 6.14-15; Lc 9.7-8. otros, que eres Elías,#8.28 Elías: Cf. 1 R 17–2 R 2; los judíos esperaban su regreso antes del día del Señor (Mal 4.5-6; Eclo 48.4,10). Véase Mt 16.14 nota j. y otros, que eres uno de los profetas.
29–Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.
Pedro le respondió:
–Tú eres el Mesías.#8.29 Cf. Jn 6.68-69. El Mesías: título hebreo equivalente al griego Cristo. Ambas palabras significan “ungido”, “consagrado”; véase Índice temático.
30Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie.#8.30 Que no hablaran: Véase Mc 1.34 nota i.
II. JESÚS REVELA Y CUMPLE SU MISIÓN (8.31–16.20)#8.31–9.1 La segunda parte del evangelio comienza con el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús. La importancia de estos acontecimientos se subraya por la triple repetición del anuncio (cf. también 9.31; 10.32-34). Así Jesús precisa ante sus discípulos cómo va a realizar su misión. Véase 1.34 nota i.
1. Jesús anuncia su muerte (8.31–11.11)
Jesús instruye a sus discípulos
(Mt 16.21-28; Lc 9.22-27)
31Comenzó Jesús a enseñarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. 32Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderle. 33Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro diciéndole:
–¡Apártate de mí, Satanás!#8.33 Satanás: Véase Mt 16.23 n. Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.
34Luego llamó Jesús a sus discípulos y a la gente, y dijo:
–El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. 35Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y del evangelio, la salvará.#8.34-35 Mt 10.38-39; Lc 14.27; 17.33; Jn 12.24-25. Cargue con su cruz: Sobre esta metáfora, véase Mt 10.38 n. 36¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? 37O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida?#8.35-37 Vida: La palabra griega significa vida, alma o uno mismo. Véase Mt 16.25-26 n. 38Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel#8.38 Infiel: Véase Mt 12.39 n. y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y con sus santos ángeles.#8.38 Mt 10.33; Lc 12.9.
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