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EZEQUIEL 37

37
Visión de los huesos secos#37.1-14 Esta gran visión, sin duda la más célebre de Ezequiel, es la respuesta del Señor al desaliento y a la desesperanza de los israelitas en el exilio (cf. Ez 33.10). Fuera de la Tierra prometida, los exiliados son como un montón de huesos resecos (cf. v. 11). Pero el Señor hará revivir a su pueblo con la eficacia de la palabra profética (v. 4) y con la fuerza vivificante de su espíritu (v. 5). El relato se divide en dos partes: en la primera, el profeta describe la visión (vs. 1-10); en la segunda explica su significado (vs. 11-14).
1El Señor puso su mano sobre mí,#37.1 El Señor puso su mano sobre mí: Véase Ez 1.1-3 nota f. me hizo salir lleno de su poder y me colocó en un valle que estaba lleno de huesos.#37.1 Un valle que estaba lleno de huesos: El texto no sugiere la idea de un cementerio, sino más bien la de un campo de batalla, sobre el que habían quedado tendidos los cadáveres de los caídos en el combate. 2El Señor me hizo pasar entre ellos en todas direcciones; los huesos cubrían el valle, eran muchísimos y estaban completamente secos. 3Me dijo: “¿Crees tú que estos huesos pueden volver a tener vida?” Yo le respondí: “Señor, tan solo tú lo sabes.”
4Entonces el Señor me dijo: “Habla en mi nombre a estos huesos. Diles: ‘Huesos secos, escuchad este mensaje del Señor. 5El Señor os dice: Voy a hacer entrar en vosotros aliento de vida, para que reviváis.#37.5 La palabra hebrea traducida por aliento de vida también puede significar, según los contextos, viento o espíritu. Aquí se refiere al principio vital que procede de Dios y penetra en los cuerpos inanimados para darles vida (cf. Gn 2.7; Job 34.14-15; Sal 104.29-30). Véase también Ez 2.2 nota c. 6Os pondré tendones, os rellenaré de carne, os cubriré de piel y os daré aliento de vida para que reviváis. Entonces reconoceréis que yo soy el Señor.’ ” 7Yo les hablé, pues, como él me lo había ordenado. Y mientras les hablaba oí un ruido: era un terremoto, y los huesos comenzaron a unirse unos con otros. 8Y vi que sobre ellos aparecían tendones y carne, y que se cubrían de piel. Pero no tenían aliento de vida.
9El Señor me dijo: “Habla en mi nombre al aliento de vida, y dile: ‘Así dice el Señor: Aliento de vida, ven de los cuatro puntos cardinales y da vida a estos cuerpos muertos.’ ” 10Yo hablé en nombre del Señor, como él me lo ordenó, y el aliento de vida vino y entró en ellos, y revivieron, y se pusieron de pie.#37.10 Cf. Ap 11.11. Eran tantos, que formaban un ejército inmenso.
11El Señor me dijo: “El pueblo de Israel es como estos huesos.#37.11 El pueblo de Israel es como estos huesos: Nótese la importancia de esta frase para comprender el significado exacto de la visión profética. Ezequiel compara a los desterrados de Israel con un montón de huesos humanos tendidos en campo abierto, y presenta la liberación de los exiliados como un retorno a la vida. La referencia expresa al pueblo de Israel indica claramente que él no habla de la resurrección de los muertos al fin de los tiempos, sino que está describiendo simbólicamente la restauración de Israel y su retorno a la Tierra prometida después del exilio (cf. v. 14: os instalaré en vuestra propia tierra). Acerca de la resurrección personal en el AT, véase Dn 12.2 nota g. Andan diciendo: ‘Nuestros huesos están secos; no tenemos ninguna esperanza, estamos perdidos.’ 12Pues bien, háblales en mi nombre. Diles: ‘Esto dice el Señor: Pueblo mío, voy a abrir vuestras tumbas; os sacaré de ellas y os haré volver a la tierra de Israel. 13Y cuando abra vuestras tumbas y os saque de ellas, reconoceréis, pueblo mío, que yo soy el Señor. 14Pondré en vosotros mi aliento de vida, y reviviréis; y os instalaré en vuestra propia tierra. Entonces sabréis que yo, el Señor, lo he dicho y lo he hecho. Yo, el Señor, lo afirmo.’ ”
Reunificación de Judá e Israel#37.15-28 Esta acción simbólica de Ezequiel recuerda otras anteriores, pero el simbolismo tiene aquí un significado positivo: los dos antiguos reinos de Israel y de Judá van a ser reunificados (cf. v. 22) y tendrán a David como único rey y pastor (cf. v. 24).
15El Señor se dirigió a mí y me dijo: 16“Toma un palo y escribe en él: ‘Judá y sus aliados israelitas’. Toma luego otro palo y escribe: ‘José, representado por Efraín,#37.16 José, el padre de Efraín (cf. Gn 41.50-52; 48.13-14), era el antepasado de la principal de las tribus que formaban el reino del norte (cf. Sal 80.1-2). y todos sus aliados del resto de Israel’. 17En seguida júntalos en tu mano el uno con el otro, de manera que formen uno solo. 18Cuando tus compatriotas te digan: ‘Explícanos lo que esto significa’, 19diles: ‘Esto dice el Señor: Voy a tomar el palo de José, que está en manos de Efraín y de las demás tribus aliadas de Israel, y lo voy a juntar con el palo de Judá para convertirlos en un solo palo en mi mano.’#37.19 Aquí se comienza a explicar el simbolismo de las palabras escritas en el palo (cf. v. 16). 20Ten en tu mano, a la vista de ellos, los dos palos en los cuales escribiste. 21Luego diles: ‘Esto dice el Señor: Voy a sacar a los israelitas de entre las naciones a donde han ido a parar; los reuniré de todas partes y los haré volver a su tierra. 22Haré de ellos una sola nación en este país, en los montes de Israel, y tendrán un solo rey. No volverán a estar divididos en dos naciones ni separados en dos reinos. 23Tampoco volverán a mancharse adorando ídolos repugnantes ni cometiendo toda clase de pecados. Yo los libraré de todas las infidelidades#37.23 Infidelidades: según una versión antigua. Heb. habitaciones. que han cometido y los limpiaré de sus pecados. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24Mi siervo David será el rey y único pastor de todos ellos,#37.24 Un solo pueblo y un solo rey, como en tiempos de David. Cf. Ez 34.24. y ellos me obedecerán y cumplirán mis leyes y decretos. 25Vivirán en el país que di a mi siervo Jacob, donde también vivieron sus antepasados. Allí vivirán siempre ellos y sus hijos y todos sus descendientes; y mi siervo David será siempre su jefe. 26Haré con ellos un pacto para asegurarles una vida tranquila. Será un pacto eterno. Haré que aumenten en número y pondré para siempre mi santo templo en medio de ellos. 27Viviré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.#37.27 Cf. 2 Co 6.16; Ap 21.3. 28Cuando mi santo templo esté para siempre en medio de ellos, las demás naciones reconocerán que yo he escogido a Israel como mi posesión sagrada.’ ”#37.26-28 Mi santo templo: Ezequiel se refiere al nuevo templo que estará en el centro mismo del país (cf. caps. 40–44).

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