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AMÓS AMÓS

AMÓS
INTRODUCCIÓN
El libro de Amós (=Am) es el mensaje que el profeta así llamado comunicó al reino de Israel, aunque él mismo era originario de Judá (Am 7.12-13). El lugar de residencia habitual del profeta, Tecoa, era una pequeña población situada al sudeste de Belén, en el borde del desierto. En aquella región, él se dedicó a la cría de ganado y a otras tareas agrícolas (1.1; 7.14), hasta que el Señor lo llamó a desempeñar la misión profética: Ve y habla en mi nombre a mi pueblo Israel (7.15).
En tiempos de Amós, el reino de Israel atravesaba una época de notable prosperidad. El rey Jeroboam$II (783-743 a.C.) había recuperado los territorios situados al este del Jordán (cf. 2$R 14.25), victorias estas que habían hecho revivir antiguos sueños de grandeza (cf. Am 6.13). Por otro lado, los intercambios comerciales con el extranjero habían aumentado los recursos económicos, aunque con el aumento de las riquezas también se habían agudizado los desequilibrios sociales. En contraposición con el lujo desmedido de la gente adinerada, la gran masa del pueblo vivía oprimida por la miseria, una opresión ejercida por los poderosos y agravada por la corrupción de los jueces y tribunales (2.6-7; 5.7-12). En el plano religioso, el culto se celebraba con ceremonias espléndidas pero desgraciadamente vacías de autenticidad e infiltradas de graves elementos paganizantes (5.21-23).
En tales circunstancias históricas desempeñó Amós su misión profética y, por eso, en el centro de su predicación hay una implacable crítica de la sociedad israelita, especialmente por los pecados que atentan contra la justicia social. Sus denuncias se dirigen sobre todo contra los que se enriquecen mediante la violencia y la explotación de los más débiles (cf. 3.10; 5.11; 8.4), contra los que practican el soborno en los tribunales (5.12,15) y contra los que hunden sin compasión en la esclavitud a los que no pueden pagar sus deudas (2.6; 8.6). Frente a semejantes crímenes e injusticias, el Señor no puede permanecer indiferente, por lo que no dejará sin castigo a los culpables (2.13-16; 4.2-3; 5.18-20; 8.3). De ahí el apremiante llamamiento que el profeta dirige a todo el pueblo de Israel: ¡Prepárate para encontrarte con tu Dios! (4.12).
El libro de Amós comienza con una serie de oráculos proféticos (véase Jer 1.8 nota$ p) que anuncian el castigo de las naciones vecinas de Israel, a causa de las atrocidades cometidas por ellas en las guerras. Pero en seguida el profeta se vuelve contra Judá e Israel, que no por ser el pueblo elegido del Señor van a librarse del juicio divino sobre el pecado (1.3–2.16). De este modo, Amós proclama, a un mismo tiempo, que el Dios de Israel es el Señor y el Juez universal, y que Israel, precisamente por ser el pueblo elegido, tiene mayor responsabilidad y puede también recibir una sanción más severa (cf. 3.1-2). Por último, en la sección final, hay un conjunto de visiones proféticas (7.1–9.10), que anuncian la inminencia del castigo a pesar de la reiterada intercesión del profeta (7.2,5). Sin embargo, el libro concluye con un mensaje de esperanza, que describe la futura restauración del pueblo de Dios (9.11-15).
El libro de Amós comprende las siguientes partes:
I. Prólogo (1.1-2)
II. Oráculos contra las naciones y contra Israel (1.3–2.16)
III. Denuncias y amenazas contra Israel (3.1–6.14)
IV. Cinco visiones proféticas (7.1–9.10)
V. Epílogo (9.11-15)

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