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Abdías 1

1
I. AMENAZAS CONTRA EDOM A CAUSA DE SU ARROGANCIA Y SU VIOLENCIA
(1.1-15a)
La humillación de Edom
1Profecía#1 Profecía: Lit. visión. Véanse Is 1.1 nota; Nah 1.1 nota. que Abdías recibió del Señor por revelación.
Hemos oído un mensaje del Señor;
un mensajero ha ido a las naciones, a decirles:
«¡En marcha! ¡Vamos a la guerra contra Edom!»#1 Edom: antiguo reino al sudeste de Judá, entre el Mar Muerto y el Golfo de Akaba (Gn 36.6-8). Lo inaccesible de sus montañas daba a sus habitantes un sentimiento de orgullo y de excesiva seguridad (cf. vv. 3-4; Jer 49.16; Ez 35.10-13). Véanse Jer 49.7 nota e Índice de mapas.
Dios el Señor le dice a Edom:#1 El Señor le dice a Edom: Cf. Is 34.5-17; 63.1-6; Ez 25.12-14; Am 1.11-12; Mal 1.2-5.
2«Voy a hacerte pequeño entre las naciones
y a humillarte en gran manera.
3Tu orgullo te ha engañado.
Vives en las grietas de las peñas#3 Las peñas: otra posible traducción: Selá, que era el nombre de una ciudad fortificada al norte de Edom. Más tarde se estableció cerca de allí la ciudad de Petra, cuyo nombre, lo mismo que el heb. Selá, significa roca o piedra.
y habitas en las alturas,
y por eso has llegado a creer
que nadie puede derribarte.
4Pero aunque te eleves como el águila#4 El águila: Cf. Job 39.27.
y pongas tu nido en las estrellas,
de allí te haré caer.»#4 Te haré caer: La humillación es el castigo de la soberbia y la arrogancia (1 S 2.3-5; Is 14.12-21; Lc 1.51-53).,#1-4 Jer 49.14-16.
El Señor afirma:
5«Si los ladrones vinieran de noche a robarte,
no se lo llevarían todo;
si vinieran a ti los vendimiadores,#5 De acuerdo con la ley de Moisés, los vendimiadores o personas que cosechaban las uvas debían dejar algunos racimos para que luego los recogieran los pobres (cf. Lv 9.10; Dt 24.21).
algunos racimos dejarían.
En cambio, tus enemigos
te han destrozado por completo.
6¡Cómo te han saqueado, Esaú!#6 Esaú es sinónimo de Edom. Cf. Gn 25.30; 36.1.
¡Han robado hasta el último de tus tesoros!#6 El último de tus tesoros: La palabra hebrea se refiere concretamente a metales preciosos, joyas y otros objetos de valor que se guardaban en cavernas y otros escondites para que estuvieran seguros. Cf. Jer 49.10.,#5-6 Jer 49.9-10.
7Todos tus aliados te engañaron;
te echaron de tu propia tierra.
Aun tus propios amigos
se han puesto en contra tuya,
y tus amigos de confianza te han tendido trampas.
¡Edom no tiene inteligencia!»
8El Señor afirma:
«El día en que yo castigue a Edom,#8 El día en que yo castigue: La referencia al día del juicio contra Edom se va a extender de inmediato (vv. 15-16) al juicio contra las naciones paganas.
destruiré a todos sus sabios
y quitaré la inteligencia
a los de la región montañosa de Esaú.
9Los guerreros de Temán#9 Temán: Véase Jer 49.7 nota. temblarán de miedo,
y en la región montañosa de Esaú
no quedará nadie con vida.
Las culpas de Edom
10»Quedarás cubierto de vergüenza y destruido para siempre,
por haber maltratado y matado a tu hermano Jacob.#10 Tu hermano Jacob: La rivalidad entre Edom y Judá se presenta aquí como una continuación de la antigua rivalidad entre Esaú y Jacob. Cf. Gn 25.21-34; 27.1-46; 32.1(2)—33.17; Jl 3.19(4.19).
11Cuando el enemigo saqueó las riquezas de la ciudad,
cuando los soldados extranjeros
rompieron las puertas de Jerusalén,#11 Se alude probablemente a la conquista y destrucción de Jerusalén en el año 587 a.C. Cf. 2 R 25.1-17; Jer 39.1-10; 52.3-23.
¡tú te hiciste a un lado!
Cuando se rifaron sus despojos#11 Se rifaron los despojos: Ésta era la forma en que los vencedores se repartían el botín de guerra y los territorios conquistados. Cf. Jl 3.3(4.3).
y se llevaron sus riquezas,
¡tú te portaste como uno de ellos!
12No debiste alegrarte de ver a tu hermano
en el día de su desgracia,#12 No debiste alegrarte... desgracia: Cf. Sal 137.7; Lm 4.21; Ez 35.15.
ni debiste alegrarte de ver a Judá
en el día de su ruina,
ni debiste burlarte de ellos
en el día de su angustia.
13No debiste entrar en mi ciudad
el día de su sufrimiento,
ni debiste alegrarte de su desgracia
el día de su infortunio,
ni debiste robar sus riquezas
el día de su calamidad.
14No te debiste parar en las encrucijadas
para matar a los que escapaban,
ni debiste entregar a los que huían
en el día de la angustia.
15Lo mismo que hiciste con otros, se hará contigo:#15 Lo mismo... se hará contigo: En la ejecución del castigo se aplica la ley del talión. Véase Ex 21.23-25 n.
¡recibirás tu merecido!
II. EL DÍA DEL SEÑOR Y EL JUICIO DE LAS NACIONES
(1.15b-18)
La exaltación de Israel
»Ya está cerca el día del Señor#15 Los profetas anteriores al exilio describían el día del Señor como un día de juicio y condenación para Israel (Is 2.1,12-22; Am 5.18-20; Sof 1.14-18). Pero después de la destrucción de Jerusalén y de la deportación a Babilonia, ese día se convirtió en objeto de esperanza para el pueblo de Dios, ya que en él tendrían lugar su propia liberación y el juicio de las naciones. Cf. Jl 3.1-21(4.1-21).
para todas las naciones.
16Como fue de amarga la copa que ustedes
bebieron#16 La copa que ustedes bebieron: Estas palabras se dirigen a los habitantes de Judá. Acerca de la copa de la ira del Señor, véanse Jer 25.15 n. y Copa en el Índice temático. en mi santo monte,#16 Mi santo monte: Véase Sal 2.6 n.
así de amarga será la copa que las demás naciones
beberán sorbo a sorbo;
y desaparecerán por completo.
17Pero el monte Sión será un lugar santo
adonde algunos lograrán escapar.#17 Algunos lograrán escapar: Mientras que Edom es destruido completamente (cf. v. 5), en el monte Sión, que aquí incluye a toda la ciudad de Jerusalén, hay un grupo de personas salvadas de la catástrofe. Este resto o remanente participa en la restauración de Israel y es el germen de un pueblo de Dios totalmente renovado. Cf. Is 4.2-6; 10.20-22; Jl 2.32(3.5); 3.16-17(4.16-17).
Los descendientes de Jacob
recobrarán sus tierras;
18los descendientes de Jacob y de José#17-18 Los descendientes de Jacob y los de José son, respectivamente, los habitantes de los dos antiguos reinos, el de Judá y el de Israel (véanse 1 R 12.1-24 n.; Nah 2.2[3] n.). En el día del Señor los dos reinos volverán a unirse. Cf. Is 11.11-16; Ez 37.15-28; Os 1.11(2.2).
serán fuego y serán llama,
y los de Esaú serán estopa
que aquel fuego devorará completamente.
¡Ninguno de los de Esaú se salvará!
Yo, el Señor, lo he dicho.»
III. EPÍLOGO
(19-21)
19-20Los israelitas del Négueb#19-20 El Négueb es la región desértica al sur de Judá (cf. Gn 12.9; véase Índice de mapas), ocupada por los edomitas luego de la destrucción de Jerusalén y de la deportación de muchos israelitas a Babilonia (587 a.C.). tomarán posesión de la región montañosa de Esaú, y los de la llanura se apoderarán del territorio de los filisteos. También tomarán posesión de las tierras de Efraín y del territorio de Samaria, y los de Benjamín se apoderarán de Galaad. Esta multitud de israelitas desterrados tomará posesión del territorio de los cananeos#19-20 Tomará posesión... cananeos: traducción probable. Heb. oscuro. hasta Sarepta,#19-20 Sarepta: población situada entre las poblaciones fenicias de Tiro y Sidón. Cf. 1 R 17.9; Lc 4.26; véase Índice de mapas. y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad#19-20 Sefarad: posiblemente se trata de la ciudad de Sardes, capital de Lidia, en Asia Menor (cf. Ap 3.1). Algunas traducciones antiguas la identificaron con España, a la que los judíos que la habitaban llamaron Sefarad, de donde se originó el término sefardita, con el que se suele designar ahora a los judíos de España, Portugal y el norte de África. tomarán posesión de las ciudades del Négueb.#19-20 En el día del Señor, Israel extenderá sus fronteras hacia los cuatro puntos cardinales, teniendo como centro a Jerusalén. Al sur se extenderá hasta la región montañosa de Esaú (véase v. 1 nota); al oeste hasta el territorio de los filisteos (véase Jos 13.3 nota); al norte hasta las tierras de Efraín y Samaria, es decir, hasta el antiguo reino del Norte (véase vv. 17-18 n.); y al este del Jordán hasta la región de Galaad (véase Dt 2.36-37 n.). 21Subirán victoriosos al monte Sión para dictar sentencia contra los de la región montañosa de Esaú, y el Señor será quien reine.#21 El Señor será quien reine: Sal 22.27-29(28-30); Miq 4.6-7; Zac 14.9; Ap 11.15.

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