<h1>Biblia Reina Valera 1960</h1> La revisión Reina-Valera ha sido el texto más utilizado por la iglesia evangélica hispanoamericana durante varias gereraciones. Su lenguaje forma parte del habla de los cristianos evengélicos, quienes han memorizado frases, versículos y pasajes enteros, en los que siempre encuentran consuelo e inspiración divina. En 1960 la American Bible Society publicó esta revisión de la Biblia, luego de un arduo trabajo por parte de un excelente equipo de estudiosos, que adecuó el antiguo texto a la ortografía de la época, mejoró su construcción gramatical y le añadió claridad a palabras y pasajes. The Reina-Valera 1960 has been the basic text most used by the evangelical Spanish-speaking church. It is the most beloved translation of Spanish-speaking Christians because it retains the traditional style of the Spanish language. After almost 200 years of ongoing ministry, American Bible Society invites people to experience the life-changing message of the Bible. Offering an increasing range of innovative ministries to address core life questions and struggles, the Bible Society partners with Christian churches and national Bible societies to share God’s Word both in the United States and around the globe. For more information, visit <a href="http://www.americanbible.org/">www.americanbible.org</a> To purchase a copy of this translation, visit <a href="http://www.bibles.com/">www.bibles.com</a>

El texto bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de American Bible Society, y se puede usar solamente bajo licencia.

Biblia Reina Valera 1960

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 <div class="book bkACT">
 <div class="chapter ch2" data-usfm="ACT.2">
 <div class="label">2</div><div class="s">La venida del Esp&#237;ritu Santo</div><div class="p"> 1Cuando lleg&#243; el d&#237;a de Pentecost&#233;s,#Lv. 23.15-21; Dt. 16.9-11. estaban todos un&#225;nimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llen&#243; toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asent&#225;ndose sobre cada uno de ellos. 4Y fueron todos llenos del Esp&#237;ritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, seg&#250;n el Esp&#237;ritu les daba que hablasen.</div><div class="p"> 5Moraban entonces en Jerusal&#233;n jud&#237;os, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. 6Y hecho este estruendo, se junt&#243; la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les o&#237;a hablar en su propia lengua. 7Y estaban at&#243;nitos y maravillados, diciendo: Mirad, &#191;no son galileos todos estos que hablan? 8&#191;C&#243;mo, pues, les o&#237;mos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? 9Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, 10en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de &#193;frica m&#225;s all&#225; de Cirene, y romanos aqu&#237; residentes, tanto jud&#237;os como pros&#233;litos, 11cretenses y &#225;rabes, les o&#237;mos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. 12Y estaban todos at&#243;nitos y perplejos, dici&#233;ndose unos a otros: &#191;Qu&#233; quiere decir esto? 13Mas otros, burl&#225;ndose, dec&#237;an: Est&#225;n llenos de mosto.</div><div class="s">Primer discurso de Pedro</div><div class="p"> 14Entonces Pedro, poni&#233;ndose en pie con los once, alz&#243; la voz y les habl&#243; diciendo: Varones jud&#237;os, y todos los que habit&#225;is en Jerusal&#233;n, esto os sea notorio, y o&#237;d mis palabras. 15Porque estos no est&#225;n ebrios, como vosotros supon&#233;is, puesto que es la hora tercera del d&#237;a. 16Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:</div><div class="q"> 17Y en los postreros d&#237;as, dice Dios,</div><div class="q">Derramar&#233; de mi Esp&#237;ritu sobre toda carne,</div><div class="q">Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizar&#225;n;</div><div class="q">Vuestros j&#243;venes ver&#225;n visiones,</div><div class="q">Y vuestros ancianos so&#241;ar&#225;n sue&#241;os;</div><div class="q"> 18Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos d&#237;as</div><div class="q">Derramar&#233; de mi Esp&#237;ritu, y profetizar&#225;n.</div><div class="q"> 19Y dar&#233; prodigios arriba en el cielo,</div><div class="q">Y se&#241;ales abajo en la tierra,</div><div class="q">Sangre y fuego y vapor de humo;</div><div class="q"> 20El sol se convertir&#225; en tinieblas,</div><div class="q">Y la luna en sangre,</div><div class="q">Antes que venga el d&#237;a del Se&#241;or,</div><div class="q">Grande y manifiesto;</div><div class="q"> 21Y todo aquel que invocare el nombre del Se&#241;or, ser&#225; salvo.#Jl. 2.28-32.</div><div class="p"> 22Varones israelitas, o&#237;d estas palabras: Jes&#250;s nazareno, var&#243;n aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y se&#241;ales que Dios hizo entre vosotros por medio de &#233;l, como vosotros mismos sab&#233;is; 23a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucific&#225;ndole;#Mt. 27.35; Mr. 15.24; Lc. 23.33; Jn. 19.18. 24al cual Dios levant&#243;,#Mt. 28.5-6; Mr. 16.6; Lc. 24.5. sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. 25Porque David dice de &#233;l:</div><div class="q">Ve&#237;a al Se&#241;or siempre delante de m&#237;;</div><div class="q">Porque est&#225; a mi diestra, no ser&#233; conmovido.</div><div class="q"> 26Por lo cual mi coraz&#243;n se alegr&#243;, y se goz&#243; mi lengua,</div><div class="q">Y aun mi carne descansar&#225; en esperanza;</div><div class="q"> 27Porque no dejar&#225;s mi alma en el Hades,</div><div class="q">Ni permitir&#225;s que tu Santo vea corrupci&#243;n.</div><div class="q"> 28Me hiciste conocer los caminos de la vida;</div><div class="q">Me llenar&#225;s de gozo con tu presencia.#Sal. 16.8-11.</div><div class="p"> 29Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que muri&#243; y fue sepultado, y su sepulcro est&#225; con nosotros hasta el d&#237;a de hoy. 30Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le hab&#237;a jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantar&#237;a al Cristo para que se sentase en su trono,#Sal. 89.3-4; 132.11. 31vi&#233;ndolo antes, habl&#243; de la resurrecci&#243;n de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupci&#243;n. 32A este Jes&#250;s resucit&#243; Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. 33As&#237; que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Esp&#237;ritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y o&#237;s. 34Porque David no subi&#243; a los cielos; pero &#233;l mismo dice:</div><div class="q">Dijo el Se&#241;or a mi Se&#241;or:</div><div class="q">Si&#233;ntate a mi diestra,</div><div class="q"> 35Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.#Sal. 110.1.</div><div class="m"> 36Sepa, pues, ciert&#237;simamente toda la casa de Israel, que a este Jes&#250;s a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Se&#241;or y Cristo.</div><div class="p"> 37Al o&#237;r esto, se compungieron de coraz&#243;n, y dijeron a Pedro y a los otros ap&#243;stoles: Varones hermanos, &#191;qu&#233; haremos? 38Pedro les dijo: Arrepent&#237;os, y baut&#237;cese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perd&#243;n de los pecados; y recibir&#233;is el don del Esp&#237;ritu Santo. 39Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que est&#225;n lejos; para cuantos el Se&#241;or nuestro Dios llamare. 40Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generaci&#243;n. 41As&#237; que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se a&#241;adieron aquel d&#237;a como tres mil personas. 42Y perseveraban en la doctrina de los ap&#243;stoles, en la comuni&#243;n unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.</div><div class="s">La vida de los primeros cristianos</div><div class="p"> 43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y se&#241;ales eran hechas por los ap&#243;stoles. 44Todos los que hab&#237;an cre&#237;do estaban juntos, y ten&#237;an en com&#250;n todas las cosas;#Hch. 4.32-35. 45y vend&#237;an sus propiedades y sus bienes, y lo repart&#237;an a todos seg&#250;n la necesidad de cada uno.#Mt. 19.21; Mr. 10.21; Lc. 12.33; 18.22. 46Y perseverando un&#225;nimes cada d&#237;a en el templo, y partiendo el pan en las casas, com&#237;an juntos con alegr&#237;a y sencillez de coraz&#243;n, 47alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Se&#241;or a&#241;ad&#237;a cada d&#237;a a la iglesia los que hab&#237;an de ser salvos.</div>
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Texto bíblico Reina-Valera 1960® © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Derechos renovados 1988, Sociedades Bíblicas Unidas.

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto.

Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en Jerusalén, esto os sea notorio, y oíd mis palabras. Porque estos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. Mas esto es lo dicho por el profeta Joel:
Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis; a este, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de él:
Veía al Señor siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra, no seré conmovido.
Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua,
Y aun mi carne descansará en esperanza;
Porque no dejarás mi alma en el Hades,
Ni permitirás que tu Santo vea corrupción.
Me hiciste conocer los caminos de la vida;
Me llenarás de gozo con tu presencia.
Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:
Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.

Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.

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