Hoy es un gran día para recordar que soy sal y luz

“Vosotros sois la sal de la tierra… vosotros sois la luz del mundo…” Nueva definición dada por Jesús en Mateo 5:13-16 a todo el que cree su mensaje y quiere ser su discípulo. Dar sabor… dar luz… ingente tarea para un mundo tan oscuro e insípido. Tarea que nos alcanza y nos impone ser diferentes. En la teoría todo cristiano la asume, pero en la práctica nos cuesta más. Difícil pero no imposible.

Hoy es un gran día para actuar coherentes con nuestra naturaleza espiritual. Allí en lo cotidiano es donde se prueban de verdad la fuerza de nuestra luz y la potencia de nuestro sabor. Cuida tus palabras, cuida tus pensamientos… tus emociones. No podemos actuar como el mundo, porque no somos del mundo. Somos ese agente de cambio que se tiene que notar. Pasar desapercibido no es una opción.

Sal y luz, no se me puede olvidar; sal y luz, lo tengo que recordar. Este ha de ser el estribillo para repetir hasta que se haga carne en mi corazón y fuego en mi mente. ¿Qué pasaría si todos los cristianos, sin excusas, pensáramos, habláramos y actuáramos como sal y luz? Piénsalo por un momento.

“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).

(Tomado del libro: Hoy es un gran día, de Osmany Cruz y Leydi González)