3 Claves para criar a tus hijosSample

Clave 2: DISCUTIR DELANTE DE SUS HIJOS

Cuando en el hogar se respira una atmósfera de comprensión y buena comunicación, esto se verá reflejado en los hijos; pero aquellos que están constantemente en presencia de tensiones, van luego a reaccionar en la vida manifestando, de una u otra manera, esa hostilidad. Hoy en día es muy habitual escuchar hablar del estrés. En realidad, lo que sorprende es que se habla de niños que lo padecen. Usted se preguntará cómo puede ser esto posible. Tal vez no tengamos conciencia de que nuestras discusiones son como impresiones que quedarán grabadas en la mente de nuestros hijos, y el creer que ellas no les afectarán en su futuro es negar una realidad.

Los profesionales coinciden en señalar que el estrés es producto de vivir situaciones no placenteras, como problemas económicos, preocupaciones, discusiones en la pareja que no pueden ser resueltas. Si todas estas tensiones pueden afectarnos, siendo grandes, hasta provocar en nosotros una enfermedad, cuánto más, a nuestros hijos, que se encuentran totalmente desprevenidos frente a las experiencias que sin aviso la vida les presenta. En los chicos, estas presiones suelen manifestarse en problemas de conducta en el hogar y, naturalmente, en la escuela. Su rendimiento en ella, muchas veces, estará condicionado a la estabilidad emocional que puedan tener. Definitivamente, nuestros desencuentros matrimoniales afectarán la estabilidad que nuestros hijos necesitan tener para rendir correctamente en la escuela.

Hay padres que piensan que cuando ellos discuten sus hijos no participan porque de pronto están absortos frente a un televisor, mientras que tienen una orejita pendiente de lo que hablamos y con otra siguen su serie preferida de televisión. Algunos piensan que por ser demasiado pequeños no van a entender, pero permítanme decirles que los chicos son mucho más intuitivos de lo que los adultos nos imaginamos, y todo lo que en nuestro hogar sembremos, sea bueno o sea malo, nuestros hijos lo absorberán porque quedará como impregnado en el ambiente. Los chicos suelen ser como verdaderas esponjas que absorben todo lo que pasa a su alrededor y a la vez, tienen luego la capacidad de reproducirlo, ante la expresión sorpresiva y horrorizada de los padres: «¡De dónde sacaste eso!». Pero entendamos que cuando vamos, como habitualmente se expresa en la guerra, con una bandera en son de paz, esto redundará en el bienestar de nuestro hogar. Cosas tan simples como un abrazo, una cuota de humor, un gesto amistoso o un «te quiero» suelen poner paños fríos a la situación.