Las TentacionesMuestra

Recuerdo que un día nevado de invierno, en la escuela primaria, subí a pie una gran colina de trineos que había cerca de mi casa. Siempre era difícil subir, pero valía la pena cuando volvía a bajar en trineo. Aquella vez en particular estaba a mitad de camino cuando grité: "¡Me resbalo!". Mi hermano corrió para atraparme y ayudarme a subir el resto de la colina.

Esta situación es similar a lo que Jesús hace por nosotros. Cada vez que caemos en el pecado, el amor de Dios nos ayuda. En este salmo se nos recuerda que la misericordia de Dios es grande y nos sostiene, incluso en los momentos más difíciles. Gracias a la obra que Jesús hizo por nosotros en la cruz, nunca caeremos del todo, ya que nuestro destino eterno está asegurado, aunque a veces cometamos errores y no alcancemos su gloria.

Personalmente, esto me da mucho consuelo, porque cada vez que siento la culpa y la vergüenza de caer en patrones pecaminosos, sé que puedo clamar al Señor y su amor se avivará, dando como resultado final que Dios corra a rescatarme.

Durante esta semana, te desafío a que no huyas de Jesús cuando entres en contacto con la tentación en la que has caído, sino que corras hacia Dios, porque estará allí para atraparte y ayudarte a volver a subir esa colina.