Señales Para Identificar Las Puertas Que Dios Nos Está AbriendoMuestra
Cruzar las puertas correctas en el momento correcto es un asunto serio y no debe tomarse a la ligera, sino con sabiduría y en oración. En el lenguaje profético su simbolismo es espiritual, las puertas comunican acceso, revelación, reunión, juicio. Ellas definen el espacio de lo sagrado y de lo profano, lo que está en el cielo y lo que se vive en la tierra, lo que es aceptado y lo que es rechazado; en cuanto a su función, nos llevan a la bendición y buen fruto, o nos excluyen de tales beneficios. Las puertas nos abren caminos a lugares permitidos, pero también nos señalan los lugares prohibidos.
Al final, no se trata de la puerta en sí, sino de lo que hay detrás de ella. Las puertas restauradas, por ejemplo, son símbolos de almas que se distorsionaron por causa del pecado, las dificultades y sinsabores de la vida, almas a las que se les “cierra el mundo”; como diría uno de mis mentores favoritos y deben ser limpiadas, restauradas y vueltas a su funcionamiento correcto por la obra purificadora de Cristo. Y en algunas oportunidades Dios nos abre una para tal fin.
Lo anterior me permite presentar la primera señal o principio que debes tener en cuenta a la hora de evaluar las puertas que veas se están abriendo al frente de ti.
Tan sencillo y a la vez tan elemental como esto; lo que venga de Dios nunca va a contradecir su palabra. Dios nunca nos va a abrir una puerta si detrás de ella hay una oportunidad para pecar. Sabemos que la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, pero Gálatas 5.19-21 nos advierte: “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas.”
Lo cual indica que, en ocasiones el Señor nos abre buenas puertas, pero nuestras motivaciones pecaminosas e intereses ocultos hacen que se cierren pronto; es decir, hay una alta probabilidad de que nosotros cerramos también las puertas que Dios nos abre.
Por otro lado, el Salmo 37:5 nos enseña: “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.” Encomendar es entregar, poner algo bajo la mira de Dios; entonces habla con Dios sobre la propuesta que tienes al frente, Él ve mejor todo el panorama y sin duda te dejara ver cosas que tú no logras ver ni entender, con el fin de que tomes la decisión más acertada.
Medita en esto.
Acerca de este Plan
En esta realidad vivimos y nos movemos, servimos a un Dios que cuando abre una puerta, nadie puede cerrarla y cuando Él cierra una puerta, nadie puede abrirla. Las puertas abiertas en Dios son oportunidades ilimitadas, puntos de acceso a nuevos contextos, espacios de nuevos aprendizajes y retos que asumir para seguir avanzando en la voluntad de Dios para nuestras vidas.
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Nos gustaría agradecer a Conociendo a Dios por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: http://conectar.conociendoadios.net/ |