Ama a Tu Prójimo Como a Ti MismoMuestra

Amar a tu prójimo implica amar a tu enemigo.
En su sermón en el monte, Jesús deja en claro que el mandamiento de amar al prójimo es sin excepción alguna. Aun si la gente nos trata mal, si toman nuestras cosas, nos maldicen, abusan… debemos amarlos igualmente. Eso no significa que no podamos defendernos, o incluso buscar el sufrimiento. Lo que no debemos hacer es desquitarnos. Como cristianos, recibiremos hostilidad. Como Jesús lo dice en Juan 15:19 "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece". Jesús dice que esto no debería sorprendernos, ya que nosotros seremos tratados igual de mal que nuestro Señor y Salvador lo fue. Y nuestra reacción debe ser la misma que la de Dios: "Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso" (Lucas 6:35-36). Esto va contra cualquier lógica humana o inclinación natural. Amar a la gente que es buena con uno, es lógico para la mayoría de la gente. Pero amar a nuestros enemigos... se siente como casi imposible. Al hacer esto, los cristianos claramente nos "apartamos" del mundo. Pero no solamente del mundo exterior, sino que de nuestro "yo interior" que protesta por este mandamiento. Por lo tanto, consideremos algunas perspectivas y algunos ejemplos inspiradores en las siguientes páginas de este plan de lectura.