Una Vida Llena Del EspírituMuestra

Después de ser lleno del Espíritu Santo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu. El período de desierto duró cuarenta días. Fue un momento de tentación.

Pareciera que el Espíritu Santo abandonó a Jesús en el desierto. No hubo ninguna referencia a que el Espíritu Santo estuviera en el desierto con Jesús. No vemos la paloma, el fuego, el viento ni el aceite. Es casi como si el Espíritu Santo lo hubiera llevado a alguna parte y luego abandonara a Jesús. Así es como uno se siente el desierto.

En el desierto, tendemos a sentir que se perdió nuestra conexión con Dios; Él nos dejó. Una vez más, no es cierto, pero a veces se siente así. Ser guiados por el Espíritu Santo, escuchar Su voz, y ser llenos de Él, cultiva nuestra sensibilidad al ámbito espiritual. Aunque eso es genial, también tiene un lado negativo. En ocasiones podría volvernos muy emocionales y demasiado sensibles a nuestros sentimientos. Los justos viven por la fe, no por la vista. Israel también tuvo una temporada en el desierto después de sus encuentros espirituales en Egipto. En contraste con el desierto de Jesús, el pueblo de Israel pasó cuarenta años allí. No era el objetivo de Dios que pasaran tanto tiempo en un lugar seco. La diferencia entre Jesús y los hijos de Israel fue su reacción en el desierto:

- Jesús citó las Escrituras; Israel citó sus sentimientos.

- Jesús confesó la palabra de Dios; Israel se quejó.

- Jesús confió en lo que Dios dijo de Él; Israel dudó de la presencia de Dios con ellos.

Nuestra reacción en la sequedad espiritual determina si ese tiempo se reducirá o se extenderá. Si el Espíritu Santo te guió a este desierto, confía en las Sagradas Escrituras para superarlo. En el desierto, el Espíritu Santo se esconde en las Sagradas Escrituras. Por eso Jesús dijo: "El hombre no vivirá solo de pan". El pan representa lo que ve, lo que siente, sus sentidos. No alargues este momento difícil cediendo a tus sentimientos en lugar de alimentarte con la verdad de Dios. El Espíritu Santo se esconde en las Sagradas Escrituras durante los tiempos del desierto.

Oremos:

Espíritu Santo, ayúdame a vivir por fe y no por vista, sin importar las circunstancias que pueda estar enfrentando. Ayúdame.