La bendición de lo ordinarioMuestra
Los puros de corazón
Crecí en una era cristiana obsesionada con el fin de los tiempos. Los predicadores minuciosamente predecían el regreso inminente del Salvador y los creyentes nacidos de nuevo debatían los detalles de cosas llamadas rapto, tribulación y milenio.
Contra ese trasfondo se hizo fácil para mí imaginarme a Jesús regresando y llamando para sí a los seguidores fieles que estaban trabajando con huérfanos, sirviendo en comedores o lavando los pies de las viudas. Mientras tanto, la gente que Jesús no había escogido era libre de seguir quemando edificios de iglesias o pateando cachorros, o lo horrible que sea que estaban haciendo cuando Él vino y los vio en Su Segunda Venida...
Pero cuando Jesús describe su regreso en Mateo 24, vemos a los que se van con Jesús y los que se quedan participando, ambos en la misma actividad. Los escenarios que comparte son los de dos hombres trabajando en el campo y dos mujeres moliendo grano en un molino. Dos actividades rutinarias sacadas del Manual de la Vida Solo Ordinaria.
Sí, servir en comedores puede ser genial, y no, no deberías quemar edificios de iglesias, pero por un momento, deja que se asiente en tu alma lo que Jesús está diciendo sobre Su regreso... La gente estará haciendo cosas ordinarias. Y hay formas de hacer las cosas ordinarias que agradan a Dios y hay formas que no.
No tengo idea si el hombre que fue dejado atrás en el campo tenía algún pecado oculto horrible o si la mujer que fue llevada al lado del Señor alimentó a miles de indigentes cada semana, pero sí sé que Jesús no describió una escena humana dramática de Su regreso, sino un par de escenas comunes.
Nosotros, como Samuel en la unción de David, podemos ver a otros que se ven tan asombrosos y decir: "Seguramente, este es el ungido del Señor..." y olvidarnos dónde están realmente los ojos del Señor: "No miro las cosas que ustedes los humanos ven...yo miro el corazón". No importa dónde estamos o lo que hacemos, desde lo simple hasta lo sensacional; en campos de trigo o del fútbol, desde molinos hasta centros comerciales, nuestros corazones pueden responder en adoración al Señor.
Más que las actividades como tal, Dios está mirando el porqué de lo que hacemos. Jesús, ayúdame a enfocarme en las actitudes de mi corazón en medio de mis acciones. Bendice cada momento ordinario como una oportunidad para adorar un Dios extraordinario.
Escrituras
Acerca de este Plan
¿Y si la sensación irritante de que tu vida espiritual necesita ser más espectacular no proviene del Espíritu Santo? Esta serie de devocionales revela que encontrar paz que sobrepasa todo entendimiento no es el resultado de hallar alguna especie de pasto espiritual más verde sino en encontrar lo verde en tu vida de ahora. Acompáñanos los siguientes diez días mientras conseguimos la bendición en lo maravillosamente ordinario y aprendemos a estar contentos en nuestras vida diaria.
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