Date El Gusto De ReírMuestra

Date el gusto de reír

La risa es una expresión de gozo, es una forma de exteriorizar la alegría del corazón. ¡Qué bueno es estar al lado de personas que nos contagian con su alegría! Nos gusta estar con ellos porque de alguna u otra forma, nos levantan el ánimo y nos ayudan a pasar un buen rato. Hay otros que, lamentablemente, pareciera como si estuvieran viviendo de pesar en pesar y de tristeza en tristeza.

Estas personas parecen nubes grises que están a punto de estallar en un buen aguacero y que va a mojar a todos los que se encuentran cerca. Que el mundo viva de esa manera es comprensible, porque qué felicidad genuina puede tener un alma apresada en las tinieblas de la maldad y el pecado. Pero que existan cristianos cuyo rostro exprese continuamente una amargura del alma, eso ya es otra cosa.

Generalmente, cuando las situaciones son adversas, la risa se aparta de nuestros labios y las lágrimas son las encargadas de expresar el dolor o la aflicción de nuestras almas. Eso no es nada extraño y gloria a Dios que nos ha dado la forma de manifestar cómo nos sentimos.

Pero es también importante y necesario que aprovechemos los momentos de sosiego y tranquilidad que se presentan en nuestras vidas y procuremos reír y disfrutar. La Palabra de Dios nos exhorta a alegrarnos porque la alegría es buena para el alma. Cuando leemos en 1 Crónicas 16:10b “Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová” (RV60) nos presenta el cuadro de un cristiano que se alegra en la bendición de servir a su Dios y de buscarle de corazón.

El pesimismo, así como la negatividad, la desesperanza y la tristeza no son buenos compañeros. Siempre van existir razones para la preocupación pero también siempre van existir razones para creer que Dios puede obrar. Nosotros decidimos de qué lado vamos a estar y dónde pondremos nuestro corazón. 

La alegría así como la risa son medicina para el alma, pero hay personas que prefieren tomar la medicina amarga de la pesadumbre y la pena. La Biblia dice en Proverbios 17:22 que “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos.” (RV60)

¡Qué contraste! Cada quien enfrenta la vida de maneras diferentes, pero es bueno el camino de sazonar nuestro corazón con fe y confianza, porque éstas nos permitirán ver a Dios en todas nuestras circunstancias. 

De esa manera, la esperanza derrotará al pesimismo y la alegría se alzará victoriosa sobre la pena. “Pero alégrense todos los que en ti confían; Den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; En ti se regocijen los que aman tu nombre.” Salmos 5:11 (RV60). Así que, amados, démonos el gusto de reír.