Dios escribió el "Había una vez" en la primera páginaMuestra

Mi apóstol favorito de los evangelios es Pedro. Creo que, en él, muchísimos nos podemos ver reflejados. Puede que sea ese ejemplo vivo de lo que somos humanamente, aun cuando tenemos el deseo genuino de querer sujetarnos a Jesús. Pero Dios tenía un propósito perfecto para su vida; a pesar de sus limitaciones, Jesús lo escogió, así como lo hace contigo.

Repetidas veces, podemos leer en los evangelios el momento en el que Jesús se acerca a Pedro, después de hacer un milagro de provisión en el mar, y Pedro asombrado le pide a Jesús que se aleje de Él, porque él es un simple pecador, y Jesús— con ese hermoso afán de tomar lo simple, y embellecerlo, de elegir a los de espíritu quebrantado, y acariciar sus cicatrices— toma a Pedro y, de alguna forma muy poética y hermosa, que definitivamente solo es probable que se encuentre en el mejor libro — en el libro que siempre será un Best Seller, como dice mi profesor de teología—, le dice a un pescador como Pedro: “A partir de ahora, serás pescador de hombres”. 

Esta línea corta de dialogo, que Jesús declara sobre Pedro, es la misma que, así como mencionamos en el día uno del Plan, está escrita sobre nuestra piel. 

Conocemos como definición de propósito: “Deseo o decisión de hacer o de obtener algo, por lo que la persona se mueve por diversos caminos para llegar a ello”. Solo lo dejo aquí, textualmente, para que todos hablemos un mismo idioma. 

Esta definición me parece interesante, y es de esas que simplemente la encuentras después de googlearlo en internet. Y lo que me parece ideal de esta definición (que nos trae esperanza cuando nos sentimos lejos) es la parte de: moverse por diversos caminos para llegar al propósito. Con esto, no quiero decir que debemos separarnos del camino de Dios para llegar a nuestro propósito (sabemos que ese no es el plan inicial), pero si eso sucede, lo importante es regresar al camino de amor que Papá ideó para nosotros y para los que creen que están transitando por Su camino pero se sienten lejos de lograr el objetivo. Él ideó que el trayecto es necesario para llevarnos donde quiere.

Porque la palabra dice en Jeremías 29:11: “'Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor —. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza”. Y este versículo lo debemos llevar como bandera, tal vez, escrito sobre un papel al lado de tu cama o sobre tu escritorio, porque nos llena de aliento, nos infla el pecho; porque, cuando lo leemos, debemos sentir su abrazo; porque está presente el: “Todo va a estar bien”; porque Él es quien narra y escribe nuestra historia.