Equipadas - Ayer y hoyEjemplo

¿No sería bueno que Dios viniera a nosotras en un sueño y nos dijera cómo nos irían las cosas? Puede que no estemos varadas en el mar en medio de una tormenta, pero las tormentas de nuestra vida pueden causarnos el mismo temor. Cuando estamos tentadas a perder la esperanza, las palabras de Pablo nos ofrecen aliento y ánimo.

¡Mantén tu valor! Cuando la vida parece desesperante, cuando no hay ningún lugar a donde ir, ¡mantén tu valor! De la misma manera que Dios no abandonó a Pablo y a los marineros en el barco, no nos ha abandonado a nosotras, ni nos abandonará.

Nuestra fe crece en las pruebas. Estas no están destinadas a quebrarnos, sino a refinarnos y a aumentar nuestra fe en Dios. Podemos confiar en el carácter de Dios en nuestros momentos más oscuros. Cuando Dios obra de maneras que parecen contrarias a su carácter, podemos descansar sabiendo que aún no ha terminado. Él obra todas las cosas para nuestro bien (Ro 8:28) y se preocupa por nosotras (1 Pedro 5: 7). ¡Mantén tu valor!

Señor Dios, estoy convencida de que, no importe qué tormentas me toque atravesar, Tú nunca me dejarás. Tú eres fiel y trabajas aún cuando no pueda ver Tu mano. Ayúdame a creer que Tú estás a mi favor. Ayúdame a creerte cuando las cosas parezcan graves. Amén.