Equipadas - Ayer y hoyEjemplo

Cuando Dios hace una gran obra en el mundo, Su pueblo se regocija. Cuando nos enteramos de las increíbles formas en que Dios está trabajando en países extranjeros o contra la opresión, la pobreza y la injusticia, nos regocijamos. Cuando un amigo o vecino nos cuenta la forma en que Dios le proporcionó un trabajo cuando estaba desempleado, nos regocijamos con él. Cuando escuchamos que Dios está cambiando los corazones de aquellos que estaban lejos de Él, le adoramos. Cuando descubrimos las formas en que Dios busca los corazones de los jóvenes o nos enteramos de tantas personas que han puesto su fe en Cristo, lo alabamos.

La fidelidad de Dios nos lleva a alabar. No importa cómo Dios haya mostrado su fidelidad, como Su pueblo siempre deberíamos regocijarnos y adorarlo. Cuando Pablo compartió todo lo que Dios había hecho con los creyentes en Jerusalén se llenaron de alegría. Aprendieron mucho al escuchar acerca de la fidelidad de Dios en todo el mundo.

Cuando nos tomamos el tiempo para aprender las formas en que Dios fue fiel a los demás, nuestra fe aumenta. La bondad de Dios es evidente dondequiera que miremos. Podemos alegrarnos con nuestros amigos, vecinos, hermanos y hermanas en Cristo cuando escuchamos acerca de la fidelidad de Dios, independientemente de nuestras circunstancias. Él ha sido fiel en el pasado y lo será en el futuro. Regocíjate en Su fidelidad y Su bondad hoy.

Señor Dios, te alabo por Tu fidelidad. Fuiste fiel a Pablo y a la iglesia primitiva cuando difundiste el evangelio por todo el mundo. Has sido fiel a mí, a mis amigos y familia, a mi comunidad y a mi nación. Abre mis ojos para ver Tu fidelidad hoy. Que siempre me regocije y te alabe cuando escuche de Tu gran fidelidad. Amén.