Equipadas - Ayer y hoyEjemplo

En el discurso final de Pablo a los ancianos de Éfeso, compartió su corazón por ellos y les recordó verdades valiosas. Pablo se había apegado a la iglesia en Éfeso y dejarlos les trajo una gran tristeza. Aunque deseaba quedarse con ellos, reconoció que estaban en manos de Dios.

Dios proveería para la iglesia en Éfeso de la misma manera que Dios proveyó a Pablo. Como era un fabricante de carpas, pudo hacer el trabajo del ministerio sin necesidad de apoyo financiero. Dios proveyó para él a través de su profesión. Su ejemplo permitió, a quienes lo apoyaban, satisfacer las necesidades de los débiles y los que realmente lo necesitaban.

Sea cual sea nuestra posición financiera, Dios nos llama a dar. Cuando damos fielmente a los necesitados y a la difusión del evangelio, podemos ver la provisión de Dios de maneras extraordinarias. Al dar a los demás, confiamos en Dios para satisfacer nuestras propias necesidades y practicamos la fe en Él. Cuando proveemos a los necesitados, somos un testimonio para el mundo de que nuestras posesiones no son nuestras, sino regalos de nuestro generoso Padre celestial.

Padre Dios, Tú eres generoso y lleno de gracia. Has provisto siempre para mis necesidades diarias. Ayúdame a honrarte con mis recursos y no atesorarlos ni aferrarme a ellos por miedo. Dame un corazón generoso para dar a los demás y satisfacer las necesidades de quienes me rodean. Amén.