[Serie 1 de Juan] Una visión del tribunal celestialMuestra

Nunca estaremos solos

En el segundo capítulo de 1 Juan, el apóstol dice que en Jesús tenemos un Abogado. Paraclete, es la palabra griega a partir de la cual se traduce «defensor», significa uno que camina a tu lado. Transmite la idea de que Jesucristo, a través del Espíritu Santo, camina a nuestro lado por el resto de nuestras vidas.

Gracias a la compañía permanente del Espíritu Santo dentro de nosotros, sabemos que siempre tenemos un amigo en Jesús. Él llevó todos nuestros pecados y penas. Significa que él está allí en el tribunal celestial para decir: «Este hombre, esta mujer… es redimido, debido a mi sangre que fue derramada por su pecado».

Cada uno de nosotros ha sentido la soledad en un momento u otro. Pero ¿sabías que el 40% de los adultos en Estados Unidos reportan sentirse solos la mayor parte del tiempo? Cada vez más estadounidenses informan que no tienen un confidente o amigo cercano. A pesar de todas las redes sociales y de la conexión que ahora disfrutamos, las personas se sienten solas. ¿Adultos solteros? Solitarios. ¿Personas casadas? Solitarios. ¿Viudos? Solitarios. ¿Viejo y joven? Solitarios. Puedes ir al centro comercial y rodearte de gente, pero aún no tienes un solo amigo. Necesitamos a alguien que se preocupe por nosotros para caminar a nuestro lado. Jesús es tu abogado. Él es el único que nunca te deja solo. Si hoy te sientes solo, sin amigos ni a nadie que se preocupe si todavía respiras, el Cielo te trae un mensaje: Jesús es el que camina a tu lado.

Cuando murió Abraham Lincoln, en su bolsillo tenía cinco cosas, entre las cuales había algunos recortes de periódico desgastados. Uno informaba sobre un discurso en el que el orador dijo: «Abraham Lincoln es uno de los mejores hombres de todos los tiempos». En medio de una temporada difícil, Abraham Lincoln mantuvo una nota en su bolsillo diciendo que era uno de los mejores hombres de todo el tiempo. Tal vez se sintió animado al saber que alguien estaba de su parte.

Si eres un creyente en Jesucristo, en tu corazón llevas más que una nota alentadora. Mientras caminamos en este viaje de la vida y las temporadas de soledad llegan, podemos saber que Jesús está allí para nosotros. Y no solo eso, ¡él pagó el precio y murió en nuestro lugar!