S. Juan 12:35-46
S. Juan 12:35-46 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
—Ustedes van a tener la luz solo un poco más de tiempo —les dijo Jesús—. Caminen mientras tengan la luz, antes de que los envuelva la oscuridad. El que camina en la oscuridad no sabe a dónde va. Mientras tengan la luz, crean en ella para que sean hijos de la luz. Cuando terminó de hablar, Jesús se fue y se escondió de ellos. A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se ha revelado el brazo del Señor?». Por eso no podían creer, pues también había dicho Isaías: «Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón ni se arrepientan; y yo los sane». Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él. Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. Preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios. «El que cree en mí —clamó Jesús con voz fuerte—, cree no solo en mí, sino en el que me envió. Y el que me ve a mí ve al que me envió. Yo soy la luz que ha venido al mundo para que todo el que crea en mí no viva en oscuridad.
S. Juan 12:35-46 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Jesús les contestó: —Yo estaré con ustedes poco tiempo. Crean en mí mientras aún estoy aquí. Creer en mí significa caminar mientras todavía hay luz, para no ser sorprendido por la noche, porque el que camina en la oscuridad no sabe por dónde va. Después de decir esto, Jesús se apartó de todos y se fue a un lugar donde no lo pudieran encontrar. Jesús había hecho muchos milagros delante de esa gente, pero aun así la gente no creía en él. Esto sucedió porque tenía que cumplirse lo que había escrito el profeta Isaías: «Dios mío, ¿quién ha creído en nuestro mensaje? ¿A quién le has mostrado tu poder?» Por eso no podían creer, pues Isaías también escribió: «Dios los ha hecho tercos, y no los deja entender, para que no se arrepientan ni crean en él, ni se salven.» Isaías escribió esto porque anticipadamente vio el poder y la fama que Jesús habría de tener. Sin embargo, muchos judíos y algunos de sus líderes creyeron en Jesús, pero no se lo decían a nadie, porque tenían miedo de que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. Ellos preferían quedar bien con la gente y no con Dios. Jesús dijo con voz fuerte: «Si alguien cree en mí, también cree en Dios, que me envió. Y si alguien me ve a mí, también ha visto al que me envió. Yo soy la luz que ha venido para alumbrar este mundo. El que cree en mí no vivirá en la oscuridad.
S. Juan 12:35-46 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Jesús les dijo: «Por un poco más de tiempo la luz está entre ustedes; mientras tengan luz, caminen, para que no los sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas no sabe por dónde va. Mientras tengan la luz, crean en la luz, para que sean hijos de la luz.» Dicho esto, Jesús se fue y se ocultó de ellos. Y a pesar de que había hecho tantas señales ante ellos, no creían en él; para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor?» Por esto no podían creer, pues Isaías también dijo: «Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, y se conviertan, y yo los sane.» Isaías dijo esto cuando vio su gloria y habló acerca de él. Con todo eso, muchos creyeron en él, incluso algunos de los gobernantes; pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Y es que amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús clamó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo soy la luz, y he venido al mundo para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
S. Juan 12:35-46 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Jesús les dijo: —Todavía estará entre ustedes la luz, pero solamente por un poco de tiempo. Anden, pues, mientras tienen esta luz, para que no les sorprenda la oscuridad; porque el que anda en oscuridad, no sabe por dónde va. Crean en la luz mientras todavía la tienen, para que pertenezcan a la luz. Después de decir estas cosas, Jesús se fue y se escondió de ellos. A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían en él; pues tenía que cumplirse lo que escribió el profeta Isaías: «Señor, ¿quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el Señor su poder?» Así que no podían creer, pues también escribió Isaías: «Dios les ha cerrado los ojos y ha entorpecido su mente, para que no puedan ver ni puedan entender; para que no se vuelvan a mí, y yo no los sane.» Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús, y hablaba de él. Sin embargo, muchos de los judíos creyeron en Jesús, incluso algunos de los más importantes. Pero no lo decían en público por miedo a los fariseos, para que no los expulsaran de las sinagogas. Preferían la gloria que dan los hombres a la gloria que da Dios. Jesús dijo con voz fuerte: «El que cree en mí, no cree solamente en mí, sino también en el Padre, que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve también al que me ha enviado. Yo, que soy la luz, he venido al mundo para que los que creen en mí no se queden en la oscuridad.
S. Juan 12:35-46 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él; para que se cumpliese la palabra del profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y a quién se ha revelado el brazo del Señor? Por esto no podían creer, porque también dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos, y endureció su corazón; Para que no vean con los ojos, y entiendan con el corazón, Y se conviertan, y yo los sane. Isaías dijo esto cuando vio su gloria, y habló acerca de él. Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
S. Juan 12:35-46 La Biblia de las Américas (LBLA)
Jesús entonces les dijo: Todavía, por un poco de tiempo, la luz estaráentre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que anda en la oscuridad no sabe adónde va. Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seais hijos de la luz. E stas cosas habló Jesús, y se fue y se ocultó de ellos. Pero aunque había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en Él, para que se cumpliera la palabra del profeta Isaías, que dijo: SEÑOR, ¿QUIéN HA CREíDO A NUESTRO ANUNCIO? ¿Y A QUIéN SE HA REVELADO EL BRAZO DEL SEÑOR? Por eso no podían creer, porque Isaías dijo también: EL HA CEGADO SUS OJOS Y ENDURECIDO SU CORAZóN, PARA QUE NO VEAN CON LOS OJOS Y ENTIENDAN CON EL CORAZóN, Y SE CONVIERTAN Y YO LOS SANE. Esto dijo Isaías porque vio su gloria, y habló de Él. Sin embargo, muchos, aun de los gobernantes, creyeron en Él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más el reconocimiento de los hombres que el reconocimiento de Dios. Jesús exclamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado. Y el que me ve, ve al que me ha enviado. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.
S. Juan 12:35-46 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Jesús contestó: —Mi luz brillará para ustedes solo un poco más de tiempo. Caminen en la luz mientras puedan, para que la oscuridad no los tome por sorpresa, porque los que andan en la oscuridad no pueden ver adónde van. Pongan su confianza en la luz mientras aún haya tiempo; entonces se convertirán en hijos de la luz. Después de decir esas cosas, Jesús salió y desapareció de la vista de ellos. A pesar de todas las señales milagrosas que Jesús había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en él. Eso era precisamente lo que el profeta Isaías había predicho: «SEÑOR, ¿quién ha creído nuestro mensaje? ¿A quién ha revelado el SEÑOR su brazo poderoso?». Pero la gente no podía creer, porque como también dijo Isaías: «El Señor les ha cegado los ojos y les ha endurecido el corazón, para que sus ojos no puedan ver y su corazón no pueda entender y ellos no puedan volver a mí para que yo los sane». Isaías se refería a Jesús cuando dijo esas palabras, porque vio el futuro y habló de la gloria del Mesías. Sin embargo, hubo muchos que sí creyeron en él —entre ellos algunos líderes judíos—, pero no lo admitían por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga, porque amaban más la aprobación humana que la aprobación de Dios. Jesús le gritó a la multitud: «Si confían en mí, no confían solo en mí, sino también en Dios, quien me envió. Pues, cuando me ven a mí, están viendo al que me envió. Yo he venido como una luz para brillar en este mundo de oscuridad, a fin de que todos los que pongan su confianza en mí no queden más en la oscuridad.