Hebreos 10:23-31
Hebreos 10:23-31 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacer algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca. Si después de recibir el conocimiento de la verdad pecamos obstinadamente, ya no hay sacrificio por los pecados. Solo queda una aterradora expectativa de juicio, el fuego ardiente que ha de devorar a los adversarios. Cualquiera que rechazaba la Ley de Moisés moría irremediablemente por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo piensan ustedes que merece el que ha pisoteado al Hijo de Dios, que ha profanado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que ha insultado al Espíritu de la gracia? Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza; yo pagaré»; y también: «El Señor juzgará a su pueblo». ¡Es aterrador caer en las manos del Dios vivo!
Hebreos 10:23-31 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Sigamos confiando en que Dios nos salvará. No lo dudemos ni un instante, porque él cumplirá lo que prometió. Tratemos de ayudarnos unos a otros, y de amarnos y hacer lo bueno. No dejemos de reunirnos, como hacen algunos. Al contrario, animémonos cada vez más a seguir confiando en Dios, y más aún cuando ya vemos que se acerca el día en que el Señor juzgará a todo el mundo. Si seguimos pecando después de haber conocido la verdadera enseñanza de Dios, ningún sacrificio podrá hacer que Dios nos perdone. No nos quedaría más remedio que esperar, con un miedo terrible, el juicio final, que es cuando los enemigos de Dios serán destruidos con fuego ardiente. Si en un juicio dos testigos afirman que alguien ha desobedecido la ley de Moisés, los jueces no le tienen compasión a esa persona y ordenan su muerte. ¡Imagínense entonces el terrible castigo que recibirán los que desprecian al Hijo de Dios, y los que dicen que su muerte no sirve para nada! Los que hacen eso insultan al Espíritu de Dios, que los ama, y menosprecian la muerte de Cristo, es decir, el nuevo pacto por medio del cual Dios les perdona sus pecados. Además, como todos sabemos, Dios dijo que él se vengará de sus enemigos, y que los castigará por todo lo malo que han hecho. También dijo que juzgará a su pueblo. ¡Que terrible debe ser que el Dios de la vida tenga que castigarnos!
Hebreos 10:23-31 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Mantengamos firme y sin fluctuar la esperanza que profesamos, porque fiel es el que prometió. Tengámonos en cuenta unos a otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca. Si con toda intención pecamos después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados sino una terrible expectativa del juicio y del fuego ardiente que devorará a los enemigos de Dios. Cualquiera que desobedece la ley de Moisés, muere sin falta, siempre y cuando haya dos o tres testigos que declaren en su contra. ¿Y qué mayor castigo piensan ustedes que merece el que pisotea al Hijo de Dios y considera impura la sangre del pacto, en la cual fue santificado, e insulta al Espíritu de la gracia? Bien sabemos que el Señor ha dicho: «Mía es la venganza, yo pagaré», y también: «El Señor juzgará a su pueblo». ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Hebreos 10:23-31 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Mantengámonos firmes, sin dudar, en la esperanza de la fe que profesamos, porque Dios cumplirá la promesa que nos ha hecho. Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino animémonos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca. Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión. Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama? Esa sangre es la que confirma la alianza, y con ella han sido ellos consagrados. Sabemos que el Señor ha dicho: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré.» Y ha dicho también: «El Señor juzgará a su pueblo.» ¡Terrible cosa es caer en las manos del Dios viviente!
Hebreos 10:23-31 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
Hebreos 10:23-31 La Biblia de las Américas (LBLA)
Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió; y consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros, y mucho más al ver que el día se acerca. Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de UN FUEGO QUE HA DE CONSUMIR A LOS ADVERSARIOS. Cualquiera que viola la ley de Moisés muere sin misericordia por el testimonio de dos o tres testigos. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha hollado bajo sus pies al Hijo de Dios, y ha tenido por inmunda la sangre del pacto por la cual fue santificado, y ha ultrajado al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: MIA ES LA VENGANZA, YO PAGARE. Y otra vez: EL SEÑOR JUZGARA A SU PUEBLO. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!
Hebreos 10:23-31 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa. Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca. Queridos amigos, si seguimos pecando a propósito después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda ningún sacrificio que cubra esos pecados. Solo queda la terrible expectativa del juicio de Dios y el fuego violento que consumirá a sus enemigos. Pues todo el que rehusaba obedecer la ley de Moisés era ejecutado sin compasión por el testimonio de dos o tres testigos. Piensen, pues, cuánto mayor será el castigo para quienes han pisoteado al Hijo de Dios y han considerado la sangre del pacto —la cual nos hizo santos— como si fuera algo vulgar e inmundo, y han insultado y despreciado al Espíritu Santo que nos trae la misericordia de Dios. Pues conocemos al que dijo: «Yo tomaré venganza; yo les pagaré lo que se merecen». También dijo: «El SEÑOR juzgará a su propio pueblo». ¡Es algo aterrador caer en manos del Dios vivo!