2 Samuel 23:1-7
2 Samuel 23:1-7 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Estas son las últimas palabras de David: «Mensaje de David, hijo de Isaí, dulce cantor de Israel; hombre exaltado por el Altísimo y ungido por el Dios de Jacob. »El Espíritu del SEÑOR habló por medio de mí; puso sus palabras en mi lengua. El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que gobierne a la gente con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora en un amanecer sin nubes, que tras la lluvia resplandece para que brote la hierba en la tierra”. »Dios ha establecido mi casa; ha hecho conmigo un pacto eterno, bien reglamentado y seguro. Dios hará que brote mi salvación y que se cumpla todo mi deseo. Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano. Se recogen con un hierro o con el asta de una lanza y ahí el fuego los consume».
2 Samuel 23:1-7 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios eligió a David, el gran poeta de Israel, y le dio el lugar más importante. Lo que sigue fueron las últimas palabras de David: «Estas palabras no son mías; son palabras del espíritu de Dios, que habla por medio de mí. Y esto es lo que me dijo el Dios que ayuda a Israel: “El rey que me toma en cuenta en todo lo que hace, y es justo con su pueblo, es como la luz de la mañana y como el sol después de la tormenta: le hace bien a la tierra, y hace crecer la hierba”. »Dios hizo un pacto conmigo; un pacto seguro y bien hecho que durará para siempre. Por eso mi familia siempre estará segura, y Dios cumplirá todos mis deseos. »La gente malvada es como los espinos, que nadie se atreve a tocarlos. Más bien, se arrojan al fuego, como si fueran basura, hasta quemarlos por completo. ¡Nadie jamás vuelve a recogerlos!»
2 Samuel 23:1-7 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Estas son las últimas palabras de David, el hijo de Yesé. Así se expresó el dulce cantor de Israel, el hombre exaltado y ungido por el Dios de Jacob: El espíritu del Señor ha hablado por mí; ha usado mi lengua para comunicar su palabra. Así ha dicho el Dios de Israel; así me ha hablado la Roca de Israel: «Un hombre justo y temeroso de Dios establecerá su reino entre los hombres. Será como la luz de la mañana, como el sol brillante de un claro amanecer, ¡como la lluvia que hace renacer la hierba! Así tratará Dios a mis descendientes, porque él ha hecho conmigo un pacto eterno; todo está estipulado, y será cumplido. ¡Dios siempre me dará la victoria y dará cumplimiento a mis deseos! Los malvados son como espinos sin raíz, que nadie se atreve a levantar del suelo, pero que si alguien quiere tocarlos, lo hace con una espada o una lanza y les prende fuego hasta consumirlos.»
2 Samuel 23:1-7 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Estas son las últimas palabras de David: «David, el hijo de Jesé, el hombre a quien Dios ha enaltecido, el rey escogido por el Dios de Jacob, el dulce cantor de himnos de Israel, ha declarado: »El Espíritu del Señor habla por medio de mí; su palabra está en mi lengua. El Dios de Israel ha hablado; el Protector de Israel me ha dicho: “El que gobierne a los hombres con justicia, el que gobierne en el temor de Dios, será como la luz de la aurora, como la luz del sol en una mañana sin nubes, que hace crecer la hierba después de la lluvia.” Por eso mi descendencia está firme en Dios, pues él hizo conmigo una alianza eterna, totalmente reglamentada y segura. Él me da la victoria completa y hace que se cumplan todos mis deseos. Pero todos los malhechores serán como espinos desechados, que nadie toma con la mano. Para tocarlos, se toma un hierro o una lanza, y se les echa en el fuego para que se quemen por completo.»
2 Samuel 23:1-7 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, Dijo aquel varón que fue levantado en alto, El ungido del Dios de Jacob, El dulce cantor de Israel: El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, Y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, Me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, Que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, Como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, Como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra. No es así mi casa para con Dios; Sin embargo, él ha hecho conmigo pacto perpetuo, Ordenado en todas las cosas, y será guardado, Aunque todavía no haga él florecer Toda mi salvación y mi deseo. Mas los impíos serán todos ellos como espinos arrancados, Los cuales nadie toma con la mano; Sino que el que quiere tocarlos Se arma de hierro y de asta de lanza, Y son del todo quemados en su lugar.
2 Samuel 23:1-7 La Biblia de las Américas (LBLA)
Estas son las últimas palabras de David. Declara David, el hijo de Isaí, y declara el hombre que fue exaltado, el ungido del Dios de Jacob, el dulce salmista de Israel: El Espíritu del SEÑOR habló por mí, y su palabra estuvo en mi lengua. Dijo el Dios de Israel, me habló la Roca de Israel: «El que con justicia gobierna sobre los hombres, que en el temor de Dios gobierna, es como la luz de la mañana cuando se levanta el sol en una mañana sin nubes, cuando brota de la tierra la tierna hierba por el resplandor del sol tras la lluvia». En verdad, ¿no es así mi casa para con Dios? Pues Él ha hecho conmigo un pacto eterno, ordenado en todo y seguro. Porque toda mi salvación y todo mi deseo, ¿no los hará ciertamente germinar? Mas los indignos, todos ellos serán arrojados como espinos, porque no pueden ser tomados con la mano; y el hombre que los toque ha de estar armado con hierro y con asta de lanza, y por fuego serán consumidos completamente en su lugar.
2 Samuel 23:1-7 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Estas son las últimas palabras de David: «David, hijo de Isaí; David, el hombre que fue elevado tan alto; David, el hombre ungido por el Dios de Jacob; David, el dulce salmista de Israel, declara: »El Espíritu del SEÑOR habla por medio de mí; sus palabras están en mi lengua. El Dios de Israel habló, la Roca de Israel me dijo: “El que gobierna con justicia y gobierna en el temor de Dios es como la luz de la mañana al amanecer, como una mañana sin nubes, como el brillar del sol sobre la hierba nueva después de la lluvia”. »¿Acaso no es a mi familia que Dios ha elegido? Sí, ha hecho un pacto eterno conmigo. Su pacto está arreglado y asegurado hasta el último detalle; él garantizará mi seguridad y mi éxito. Pero los que no conocen a Dios son como espinos que se desechan, porque desgarran la mano que los toca. Se deben usar herramientas de hierro para cortarlos; serán completamente consumidos por fuego».