1 (1b) Señor, a ti dirijo mi oración; mi Dios, en ti confío: no dejes que me hunda en la vergüenza. ¡Que no se rían de mí mis enemigos! ¡Que no sea jamás avergonzado ninguno de los que en ti confían! ¡Que sean puestos en vergüenza los que sin motivo se rebelan contra ti! Señor, muéstrame tus caminos; guíame por tus senderos; guíame, encamíname en tu verdad, pues tú eres mi Dios y Salvador. ¡En ti confío a todas horas! Señor, acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado, pero no te acuerdes de mis pecados ni del mal que hice en mi juventud. Señor, acuérdate de mí, por tu gran amor y bondad. El Señor es bueno y justo; él corrige la conducta de los pecadores y guía por su camino a los humildes; ¡los instruye en la justicia! Él siempre procede con amor y fidelidad, con los que cumplen su alianza y sus mandamientos. Señor, es grande mi maldad; perdóname, haz honor a tu nombre. Al hombre que honra al Señor, él le muestra el camino que debe seguir; lo rodea de bienestar y da a sus descendientes posesión del país. El Señor es amigo de quienes lo honran, y les da a conocer su alianza. Siempre dirijo mis ojos al Señor, porque él me libra de todo peligro.
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