16 (17) Desde los altos cielos me tendiste la mano y me sacaste del mar profundo. 17 (18) Mis enemigos me odiaban; eran más fuertes y poderosos que yo, ¡pero tú me libraste de ellos! 18 (19) Se enfrentaron a mí en el peor momento, pero tú me apoyaste. 19 (20) Me diste libertad, ¡me libraste porque me amas! 20 (21) Me diste mi recompensa porque hago lo que quieres. Me trataste con bondad porque hago lo que es justo. 21 (22) Yo obedezco tus enseñanzas y no me aparto de ti. 22 (23) Cumplo todas tus leyes, y jamás me aparto de ellas. 23 (24) He sido honesto contigo y no he hecho nada malo. 24 (25) Me diste mi recompensa porque hago lo que quieres, porque tú sabes que yo hago lo que es justo. 25 (26) Tú eres fiel con los que te son fieles, y tratas bien a quienes bien se comportan. 26 (27) Eres sincero con los que son sinceros, pero con los tramposos demuestras ser más astuto. 27 (28) A la gente humilde le concedes la victoria, pero a los orgullosos los haces salir derrotados. 28-30 (29-31) Dios mío, tú alumbras mi vida, tú iluminas mi oscuridad. Con tu ayuda venceré al enemigo y podré conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son perfectas, tu palabra no tiene defectos. Tú proteges como un escudo a los que buscan refugio en ti. 31 (32) Dios de Israel, solo tú eres Dios, ¡solo tú puedes protegernos! 32 (33) ¡Solo tú me llenas de valor y me guías por el buen camino! 33 (34) ¡Tú me das fuerzas para correr con la velocidad de un venado! Cuando ando por las altas montañas, tú no me dejas caer. 34 (35) Tú me enseñas a enfrentarme a mis enemigos; tú me das valor para vencerlos. 35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria. 36 (37) Me despejas el camino para que no tenga yo tropiezos.
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