»Si después de que el enfermo ha sido revisado y declarado puro, la irritación se extiende por la piel, entonces deberá presentarse de nuevo ante el sacerdote. Si después de revisar al enfermo, el sacerdote ve que la piel está toda irritada, entonces deberá declararlo impuro, pues se trata de lepra.
»La persona que tenga llagas en la piel será llevada ante el sacerdote para que la revise. Si la hinchazón de la piel es blanca, y el pelo se ha puesto blanco, y en la hinchazón se ve la carne viva, entonces se trata de un caso grave de lepra. El sacerdote deberá declarar impura a esa persona, y ya no será necesario que la tenga apartada.
»Puede suceder que una mancha se extienda rápidamente hasta cubrir todo el cuerpo. El sacerdote revisará al enfermo, y si la mancha le ha cubierto todo el cuerpo, entonces deberá declararlo puro. Ha quedado puro, porque se trata solo de una enfermedad de la piel. Pero si llega a aparecer la carne viva, el sacerdote la examinará y deberá declararlo impuro, porque la carne viva es impura. Se trata de lepra.
»Si la carne viva vuelve a ponerse blanca, el enfermo deberá presentarse de nuevo ante el sacerdote. Si el sacerdote ve que la llaga se ha puesto blanca, deberá declarar puro al enfermo.
»Si a alguien que tuvo la piel irritada, luego le aparece una hinchazón, o se le pone blanca o rojiza, deberá presentarse ante el sacerdote. Si el sacerdote ve que se ha hundido la piel y que el pelo se ha puesto blanco, deberá declarar impura a esa persona, pues se ha contagiado de lepra. Si el sacerdote no encuentra nada raro en la piel, mantendrá apartado al enfermo durante siete días. Si la mancha en la piel se extiende cada vez más, deberá declarar impuro al enfermo; por el contrario, si la mancha desaparece, deberá declararlo puro.
»Si alguien se quema con fuego, y sobre la quemadura se le forma una mancha rojiza, el sacerdote revisará la mancha. Si en la mancha el pelo se ha puesto blanco y la piel se ha hundido, es porque la quemadura se ha convertido en lepra. Entonces el sacerdote deberá declarar impuro al enfermo. Si el sacerdote no encuentra nada raro en la piel, mantendrá apartado al enfermo durante siete días. Al séptimo día lo revisará, y si la mancha se ha extendido por la piel, deberá declarar impuro al enfermo. Por el contrario, si la mancha no se ha extendido y tiende a desaparecer, lo declarará puro, pues se trata solo de la cicatriz de la quemadura.