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Proverbios 21:1-22

Proverbios 21:1-22 RVC

El corazón del rey se bifurca como los ríos, pero en manos del Señor sigue los planes divinos. El hombre cree que todo camino es recto, pero el Señor pondera los corazones. Al Señor le agrada que se le hagan ofrendas, pero más le agrada que se haga justicia. Esto es pecado: Los ojos altivos, el corazón orgulloso y los planes malvados. Si piensas lo que haces, tendrás abundancia; si te apresuras, acabarás en la pobreza. Amontonar tesoros a base de mentiras es una ilusión que te conduce a la muerte. A los impíos los destruye su propia rapiña, porque se rehúsan a hacer justicia. El malvado va por caminos torcidos, pero el hombre honrado actúa con rectitud. Es mejor vivir en la azotea de la casa que compartir la casa con una esposa agresiva. El impío tiene sed de maldad; no considera a nadie digno de compasión. Castiga al blasfemo, y el simple se hará sabio; aconseja al sabio, y este aprenderá su lección. El justo observa la casa del impío, y lo ve cuando es trastornado por el mal. El que cierra su oído al clamor del pobre tampoco será escuchado cuando pida ayuda. La dádiva discreta calma el enojo; el don disimulado apacigua la furia. El justo se alegra cuando se hace justicia, pero los malvados se ponen a temblar. Quien se aparta del camino de la sabiduría acaba entre las legiones de muertos. Si amas los placeres, acabarás en la pobreza; el gusto por el vino y los perfumes no te hará rico. El malvado pagará el rescate del justo; el impío sufrirá en lugar del hombre recto. Es mejor vivir en el desierto que convivir con mujer pendenciera y agresiva. Riquezas y perfumes hay en la casa del sabio; en la casa del necio solo hay despilfarro. Ve en pos de la justicia y la misericordia, y hallarás vida, justicia y honra. El sabio conquista la ciudad más protegida, y derriba la fortaleza más confiable.