Acerca de ellos profetizó también Enoc, el séptimo en orden a partir de Adán, y dijo: «¡Miren! El Señor viene con sus miríadas de santos.
Viene para juzgar a todos, y condenará a todos los impíos por todas las malas obras que en su impiedad han cometido, y por todas las insolencias que los pecadores e impíos han lanzado contra él.»
Estos critican y se quejan de todo, y solo buscan satisfacer sus propios deseos. Son arrogantes al hablar, aunque también lisonjean a los otros para sacar provecho.
Pero ustedes, amados hermanos, recuerden lo que antes les comunicaron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.
Ellos les advirtieron: «En los últimos días habrá gente blasfema, que vivirá de acuerdo con sus bajos deseos.»
Son estos los que causan divisiones, pues son carnales y no tienen al Espíritu.
Pero ustedes, amados hermanos, sigan edificándose sobre la base de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo,
manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna.
Sean comprensivos con los que dudan.
A otros, arrebátenlos del fuego y pónganlos a salvo; y a otros más, ténganles compasión, pero ¡cuidado!, desechen aun la ropa que su cuerpo haya contaminado.
Y a aquel que es poderoso para cuidar de que no caigan, y presentarlos intachables delante de su gloria con gran alegría,
al único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo, sean dadas la gloria y la majestad, y el dominio y el poder, desde antes de todos los siglos y siempre. Amén.