Por último, le colocó el turbante en la cabeza y en la parte delantera puso la placa de oro, la tiara sagrada, tal como el SEÑOR se lo había mandado. Después Moisés tomó el aceite de la unción y ungió el santuario junto con todo lo que había en él para consagrarlos. Siete veces roció el aceite sobre el altar para ungirlo y consagrarlo junto con el recipiente de bronce, su base y todos sus utensilios. Luego, para consagrar a Aarón, lo ungió derramando sobre su cabeza un poco del aceite de la unción.
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