Oye mi oración, oh SEÑOR; ¡escucha mi ruego! Respóndeme, porque eres fiel y justo. No lleves a juicio a tu siervo, porque ante ti nadie es inocente. El enemigo me ha perseguido; me ha tirado al suelo y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba. Estoy perdiendo toda esperanza; quedo paralizado de miedo. Recuerdo los días de antaño. Medito en todas tus grandes obras y pienso en lo que has hecho. A ti levanto mis manos en oración; tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio Ven pronto, SEÑOR, y respóndeme, porque mi abatimiento se profundiza. No te apartes de mí, o moriré. Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable, porque en ti confío. Muéstrame por dónde debo andar, porque a ti me entrego. Rescátame de mis enemigos, SEÑOR; corro a ti para que me escondas. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante con pasos firmes.
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