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Josué 24:14-33

Josué 24:14-33 NTV

»Por lo tanto, teme al SEÑOR y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve únicamente al SEÑOR. Pero si te niegas a servir al SEÑOR, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al SEÑOR. El pueblo respondió: —Nosotros jamás abandonaríamos al SEÑOR ni serviríamos a otros dioses. Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos rescató a nosotros y a nuestros antepasados de la esclavitud en la tierra de Egipto. Él hizo milagros poderosos ante nuestros propios ojos. Cuando andábamos por el desierto, rodeados de enemigos, él nos protegió. Fue el SEÑOR quien expulsó a los amorreos y a las otras naciones que vivían aquí, en esta tierra. Por lo tanto, nosotros también serviremos al SEÑOR, porque solo él es nuestro Dios. Entonces Josué advirtió a los israelitas: —Ustedes no son capaces de servir al SEÑOR, porque él es Dios santo y celoso. No les perdonará su rebelión ni sus pecados. Si abandonan al SEÑOR y sirven a otros dioses, él se pondrá en contra de ustedes y los destruirá, aunque les haya hecho tanto bien en el pasado. Pero los israelitas respondieron a Josué: —¡Eso no! Nosotros serviremos al SEÑOR. —Ustedes son testigos de su propia decisión —les dijo Josué—. Hoy han elegido servir al SEÑOR. —Claro que sí —respondieron—, somos testigos de lo que dijimos. —Muy bien —dijo Josué—, entonces destruyan los ídolos que tienen entre ustedes y entréguenle el corazón al SEÑOR, Dios de Israel. Entonces los israelitas le dijeron a Josué: —Serviremos al SEÑOR nuestro Dios. Lo obedeceremos solo a él. Entonces, ese día en Siquem, Josué hizo un pacto con ellos, el cual los comprometía a seguir los decretos y las ordenanzas del SEÑOR. Josué escribió todas esas cosas en el libro de instrucción de Dios. Como recordatorio del acuerdo, tomó una piedra enorme y la llevó rodando hasta debajo del árbol de terebinto que estaba junto al tabernáculo del SEÑOR. Josué le dijo a todo el pueblo: —Esta piedra escuchó todo lo que el SEÑOR nos dijo. Será un testigo en contra de ustedes si no cumplen lo que le prometieron a Dios. Después Josué mandó que todo israelita regresara a su tierra, cada uno a su hogar. Después de eso, Josué, hijo de Nun y siervo del SEÑOR, murió a los ciento diez años de edad. Lo enterraron en Timnat-sera, tierra que se le había asignado en la zona montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas. El pueblo de Israel sirvió al SEÑOR durante toda la vida de Josué y de los ancianos que murieron después de él, los cuales habían vivido en persona todo lo que el SEÑOR había hecho por Israel. Los huesos de José —los cuales los israelitas llevaron consigo cuando salieron de Egipto— fueron enterrados en Siquem, en la parcela que Jacob le había comprado a los hijos de Hamor por cien piezas de plata. Esa tierra estaba situada en el territorio asignado a los descendientes de José. Murió también Eleazar, hijo de Aarón. Fue enterrado en la zona montañosa de Efraín, en la ciudad de Guibeá, la cual se le había entregado a su hijo Finees.

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